Margarita Salas nació en un pueblo de Asturias, Canero, en 1938 y con 16 años viajó a la capital de España para estudiar Químicas, algo inusual para una mujer en los años 50. Su padre le presentó a Severo Ochoa en una comida familiar cuando Salas solo contaba con 19 años. Un año después, el científico recibiría el Nobel de Medicina. Desde entonces, la asturiana fue una de sus discípulas aventajadas. Viuda del también científico extremeño Eladio Viñuela, junto a quien impulsó la investigación española dentro de los campos de la bioquímica y la biología molecular, Salas es actualmente doctora honoris causa por dos universidades, cuenta en su haber con más de 200 estudios y publicaciones en revistas científicas de primer nivel y entre sus múltiples premios figuran el Carlos J. Finley de la Unesco, el Jaime I de Investigación y el Severo Ochoa de Investigación Biomédica. Es académica de la Real Academia Española desde 2001 y en 2016 se convirtió en la primera mujer en recibir la Medalla Echegaray, otorgada por la Real de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. «Investigo para conocer, no por la gloria», ha asegurado la científica.