Los cigarrillos electrónicos, los vapeadores, el tabaco calentado y las pipas de agua «también producen adicción y son perjudiciales para la salud», afirma un comunicado del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social publicado hace dos semanas por el Día Mundial Sin Tabaco. El gobierno central se posiciona, con rotundidad, en un largo debate que tiene enfrentadas a diferentes asociaciones médicas y plataformas desde hace años. Unos piensan que sí, que estas alternativas al tabaco clásico causan daño. Los otros, que los cigarrillos electrónicos y demás variantes pueden ser muy útiles para superar la adicción.

La titular del ministerio, María Luisa Carcedo, fue tajante al asegurar que «todas las formas de tabaco suponen una gran amenaza para la salud». Y lo hizo el mismo día que el gobierno catalán anunciaba que prepara una ambiciosa nueva ley de adicciones para reducir el tabaquismo. La misma incluiría la prohibición de fumar en el coche o en instalaciones deportivas al aire libre. Esta futura ley regional también equipara los nuevos dispositivos a los productos convencionales, con prohibiciones en más espacios y más limitaciones a la publicidad. El ministerio también prepara una nueva campaña informativa orientada a la población joven y centrada en las implicaciones que tienen para la salud estas nuevas formas de consumo de tabaco.

Elementos tóxicos

Entre los detractores de las alternativas al cigarrillo tradicional está el Comité para la Prevención del Tabaquismo en Extremadura, del que es delegado el doctor Emilio Salguero. Este experto es tajante y asegura que las pipas de agua y los vapeadores son igual de perjudiciales que el tabaco y alerta de que su consumo «está subiendo como la espuma».

El doctor Salguero recuerda que detrás de estos productos ahora tan de moda «hay toda una industria con un ejército de técnicos en psicología y marketing» que buscan influenciar a los jóvenes para facilitar su inicio en el tabaco, qu suele producirse entre los 13 y los 20 años. «Lo hacen por ser el mismo sistema (inhalación, con humo...), por aportar al organismo los mismos o muy similares productos químicos o por los efectos sociales de su consumo», explica este experto extremeño, que asegura que «una cachimba equivale a fumarse cinco paquetes de cigarrillos».

Como método de ayuda

La Organización de Médicos en Apoyo del Vapeo y de los Cigarrillos Electrónicos (Move) y la Plataforma para la reducción del daño por tabaquismo figuran entre los partidarios de estas nuevas formas de fumar. El portavoz de la plataforma, el doctor Fernando Fernández Bueno, cirujano oncológico, defendió el uso de herramientas «sobre las que hay cada vez más evidencias científicas de cómo pueden ayudar» a los que no conseguían dejar de fumar con los métodos tradicionales. Estas herramientas, subrayan, incluyen «métodos, productos o terapias que suministran nicotina sin los efectos adversos de la combustión y están logrando éxitos notables», asegura.