Fernando Durán es de los pocos galardonados que confiesa que tenía esperanzas en conseguir esta distinción, aunque también señala que era consciente de la cantidad de candidaturas de peso que había y de que «es muy complicado lograrlo a la primera». Sin embargo, esta esperanza no evitó provocar una gran sorpresa entre los miembros de la sociedad. Este profesor de biología ya jubilado manifestó la alegría que inundó a los miembros cuando Vara les anunció el reconocimiento, y confirmó que «en cierta medida ha sido un poco sorpresa».

La Sociedad Micológica Extremeña viene realizando una gran labor desde marzo de 1981, fecha en la que fue fundada de la mano de cinco farmacéuticos. Durán asegura que sabían del apoyo con el que contaban por parte de ayuntamientos, centros de profesores, colegios e institutos, ya que «divulgamos el conocimiento del mundo de las setas porque tiene mucha importancia». Tanta, que no le tiembla la voz al afirmar que las dehesas y bosques extremeños gozan de buena salud gracias, en buena medida, a estos hongos.

Pero la labor educativa no es la única que lleva a cabo esta sociedad. La calidad gastronómica de Extremadura es una de las cosas que más se valora dentro y fuera fronteras de la región, y la sociedad micológica también aporta su granito de arena en este aspecto dándole importancia al «aprovechamiento que se puede hacer de muchas especies para llevarlas a nuestros platos, donde hay mucha afición a su consumo».