El casco antiguo de la ciudad palestina de Hebrón está tomado por el Ejército israelí, que protege a unos centenares de colonos judíos atrincherados allí de forma ilegal, según la ley internacional. Israel impone a los palestinos restricciones de movimiento (en algunas zonas no pueden conducir, ni caminar). Sus tiendas están cerradas, las puertas de sus casas selladas y acceden a sus hogares por tejados o puertas traseras. Los colonos circulan con libertad, amparados por decenas de controles militares y policiales.

Issa Amro, de 37 años, sufre la persecución de fuerzas de seguridad y colonos desde el 2002. Su delito es defender los derechos humanos y la resistencia no violenta contra la ocupación israelí a través de la organización Jóvenes contra los Asentamientos y del uso de cámaras de vídeo -iniciado por la oenegé israelí B’Tselem- para registrar los abusos contra los palestinos.

«Me pusieron en la lista negra, me amenazaron, me arrestaron -20 o 25 veces al año- y me interrogaron. Me llevaron al tribunal militar en varias ocasiones, pero retiraron los cargos», explica Amro. En Cisjordania rige la ley militar israelí. Varios vídeos que desmintieron la versión oficial israelí de algunos ataques de palestinos con cuchillos en el 2015 y el 2016 los grabaron activistas que trabajan con él.

«Distribuimos mucho material a medios. Un día los soldados entraron en nuestro centro, lo cerraron durante seis meses y lo declararon zona militar, además de destrozarnos el equipo», cuenta el activista. Tras uno de sus arrestos en el 2016, le comunicaron que habían reabierto casos antiguos contra él y que lo juzgarían. «Estaré en el tribunal militar sin ningún derecho y me castigarán por actuar según la ley internacional», lamenta.

Su próxima audiencia será el 4 de julio. Lo acusan de provocación y de organizar protestas ilegales, y podrían condenarlo a dos o tres años de cárcel. «No es un ataque personal sino contra los palestinos que apostamos por usar la resistencia no violenta para conseguir nuestros derechos», subraya Amro. Todos los líderes de la no violencia han sido detenidos por Israel en varias ocasiones, juzgados y, algunos, encarcelados.

«Quieren que los palestinos nos rindamos, que aceptemos la ocupación como un hecho irreversible», afirma Issa Amro. «Me he reunido con políticos extranjeros que me han animado a continuar con la lucha no violenta. Pero no veo que la apoyen ni pidan responsabilidades a Israel», sentencia.