Los policías locales Juan Manuel González Campos y Pedro González Collado salvaron la vida de una niña de 9 años, A.V.O.H., de nacionalidad colombiana, en el incendio ocurrido el domingo en un octavo piso de la calle Graciano, donde se encontraba sola.

El incendio se declaró sobre las diez de la noche y fue la niña la que alertó a los vecinos del fuego a través de una ventana y éstos, a su vez, llamaron al 112, que indicó a los ocupantes del bloque las medidas a tomar y la forma de llevar a cabo la evacuación del edificio, dándose aviso, simultáneamente, a la policía local, nacional, bomberos, Cruz Roja y una unidad medicalizada del Servicio Extremeño de Salud.

HABITACIONES

El primero en llegar fue la patrulla de la policía local, al mando del oficial de sección Julián Serrano, a la que avisaron de que en el interior de la vivienda se encontraba una niña, que estaba sola y que, previsiblemente, podría estar en una de las habitaciones que dan al balcón.

Ante esta situación de peligro, decidieron entrar tirando la puerta a patadas y, en medio de una gran humareda, encontraron a la niña con síntomas de asfixia, por lo que fue trasladada al hospital por los policías. Una maestra de la muchacha se quedó con ella en el hospital mientras buscaban a sus padres.

La niña, que había tratado de apagar el fuego con cubos de agua cuando se inicio el incendio, permaneció ingresada en Urgencias durante unas horas en observación y fue dada de alta por no revestir gravedad ya que sólo tenía una leva intoxicación por inhalar humo.

Una vez extinguidas las llamas se comprobó que había resultado calcinada una de las habitaciones de la vivienda, concretamente el dormitorio de la niña, mientras que las demás quedaron afectadas por el humo.

Los bomberos terminaron de apagar el fuego sobre las once de la noche, sin que se pueda precisar las causas que lo motivaron.

Como consecuencia de este incendio hubo retenciones de tráfico en el centro de la ciudad, ya que los camiones de bomberos bloqueaban la calle Graciano. El tráfico fue regulado en el paseo de Roma, para que los coches salieran marcha atrás.