El otro día entrevistó Carmen Hidalgo en El PERIÓDICO EXTREMADURA y Fran en ‘La Picota’ de Televisión Extremeña a Jorge González Mata, cinturón negro de judo, y a su profesor y maestro judoka Jorge Palacios Solís, que ha conseguido con esfuerzo, compromiso y confianza que mi Jorgito sea el primer Down que alcanza el cinturón negro en Extremadura (y más allá). 

La entrevista fue un espectáculo pues los down son transparentes, sencillos y directos. Corres el inmenso riesgo de que te digan lo que piensan, hecho inaudito. Jorge tras enumerar hasta dónde estaba de las noticias y comentarios que le llegan de la pandemia, indultos y toda la recua de informaciones malignas, concluyó con un resumen excelente de la situación social: «¡Santa paciencia!». Y no lo dijo por lo bajini, no; como hasta el rabo todo es toro, se le entendió perfectamente. 

Jorge viene a ser lo que el Papa Francisco llama santos de la puerta de al lado y yo (salvando las infinitas distancias) aludo a los tipos del bar de mi barriada (el mítico Nevado) gente que se ve venir y habla claro (estés o no de acuerdo con ellos). Al pan, pan y al vino, vino, sin medias tintas.

Porque no puedes contentar a todos; ninguno somos billete de 500 euros que a todos nos gustaría tener; hablando claro no se puede hacer tortilla sin romper huevos, ni siquiera los especialista en dar la vuelta a la tortilla de huevos, de huevos de gallina criadas en tierra (bobada en auge). 

Lo diré de otra manera: no se puede soplar y sorber simultáneamente, o soplas o sorbes, puedes ir sorbiendo y soplando pero no debe ser fácil y acabas malamente. Otro día hablamos sobre Televisión Extremeña: ¿Cómo es posible que en Mérida esta dignísima televisión compita con la muy subvencionada Canal Extremadura? Claro que si no la subvencionaran desaparecería. Quizá el éxito de Televisión Extremeña sea que hace periodismo de cercanías, prensa de proximidad, comunicación de barriada. Quizá, pero eso lo dejo para otra columna.

Al judoka Jorge Palacios Solís solo quiero decirle una cosa: ¡Gracias! Y recuerda que el agradecimiento es la memoria del corazón. Y para mí cinturón negro un mensaje: ¡Olé tus huevos, Jorge!