Miércoles, 22:45. Comienza la función en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Pero, ¿quiénes son las responsables de que los actores y actrices estén con la vestimenta adecuada?, ¿quiénes realizan los arreglos de última hora para adecuarlo a la obra? Un trabajo oculto donde en la mayoría de ocasiones el público no se sabe quién se esconde detrás

 Luisi Penco lleva 28 años como modista en el festival, estando atenta a cada defecto que pueda surgir, poniendo a punto la vestimenta para que todo esté perfecto. «Mi cometido principal es tener preparado el vestuario para la función, es decir, cepillar, planchar, lavar, repasar todo lo que se estropea para que todo esté en las mejores condiciones», expresa Penco. El trabajo que realiza Penco ha variado mucho con respecto a las primeras participaciones en el festival porque hoy en día, el vestuario que llega de fuera viene hecho. Por lo tanto, «en un estreno siempre hay que retocar porque una se lo pisa, uno lo pide más ajustado, el otro quiere la capa de otra manera … y eso es lo que hacemos antes de que el espectáculo comience». 

Precisamente, en la última obra que se ha estrenado en el certamen, y la que cierra hoy la edición, Las Suplicantes, Penco se ha encargado de confeccionar el vestuario. Con la realización de este último trabajo y la presión de tener todo a punto para un día en concreto; «estaba atacada y de los nervios por los últimos retoques», manifiesta. 

Aunque a todos los trabajos los tiene cariño, si hay uno especial y con el que se queda de esta edición es el que elaboró para Hipatia de Alejandría ya que fue confeccionado en Mérida y en la localidad vecina de Torremejía. Afirma que todos y cada uno de los trajes o modificaciones que ha hecho a lo largo de su trayectoria le ha costado. «El más simple que puedas ver tiene mucho trabajo detrás, te diría que lo más simple que veas te da más lata que otro que a primera vista se vea de otro manera». 

Además del Festival de Teatro Clásico de Mérida, Penco ha participado en otros más dentro de la región como el producido por Verbo Producciones que se estrenó en Cáceres, que fue en el último en el que sus manos dejaron huella.

A nivel nacional

También se ha movido a nivel nacional, en este caso con la representación de Levante en el Teatro Español en la ciudad de Madrid. Confiesa que unos años atrás trabajaba con asiduidad fuera de la comunidad, pero actualmente suele trabajar por Extremadura. La participación en otros espectáculos hace que esté vinculada con el festival desde junio hasta agosto.

Con 28 años de trabajo a su espaldas en el festival emeritense, confiesa que todavía tiene cuerda para rato. «El día que me comuniquen que no me quieren más o vaya con garrota, ya no iré. También tengo que decir que soy consciente del trabajo que hago y si no respondo con mi trabajo no voy a ir, pero por ahora todavía respondo y me encuentro a las mil maravillas», afirma. 

Por su parte, Pepa Casado es otra de las que pone a punto el vestuario y además el diseño de la caracterización. En esta edición ha participado en la obra Las Suplicantes. «La semana de antes del estreno es un estrés, con mucho trabajo. Se van perfilando detalles del vestuario y en estos últimos días la directora puede verlo en escena, puede ver las luces que se pondrán durante la representación y se puede ver qué cosas funcionan y cuáles no»., dice. Asimismo, subraya que todo en la última semana se vive con mucha intensidad, aunque esté diseñado con tres meses de antelación y confeccionado desde hace un mes. También, sostiene que los detalles que llevan un complemento de vestuario recaen en la última semana y se mezcla con la caracterización cuando ya está el vestuario construido. 

Por último, en cuanto a cómo es trabajar con los actores, asegura que en general se dejan aconsejar. «Los creativos estamos alrededor de los actores por lo que tenemos ese mando de crear un personaje superficialmente de lo que es físicamente. Todo supervisado por la directora que es la que de verdad decide, es la que tiene la última palabra en todo», expone Casado.