Mérida volvió a enmudecer ante el paso del Santísimo Cristo de la O. Tras dos años de parón obligado por la pandemia de coronavirus, la Semana Santa emeritense, que en 2018 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, vivió en la madrugada del Viernes al Sábado Santo su momento culmen con la celebración del tradicional Vía Crucis en el anfiteatro romano.

A la una y media de la madrugada, la imponente talla anónima fechada en el siglo XIV partió desde la concatedral de Santa María para recorrer las calles de la ciudad que le separaban del monumento. El Cristo de la O procesionó en silencio, abriéndose camino entre sus fieles con un caminar solemne y acompasado al redoble de tambores sordos.

Procesión del Cristo de la O por las calles de la ciudad. AYUNTAMIENTO DE MÉRIDA

A su llegada al anfiteatro romano, en el que aguardaban cientos de personas, se inició un sobrecogedor acto de fe y oración comunitaria en torno a la Pasión y Muerte de Jesucristo. Los rezos estuvieron acompañados por los cantos de la liturgia hispano-visigótica a cargo de la capilla gregoriana del Santísimo Cristo del Calvario. De vuelta a la concatedral, se realizó un besapié al Cristo de la O.

Horas antes de que tuviera lugar la celebración de este acto litúrgico, Mérida disfrutó de una esplendorosa jornada de Viernes Santo. La Cofradía Ferroviaria, fundada en 1947, inició su estación de penitencia a las once de la mañana desde la basílica de Santa Eulalia con los pasos de la Santísima Virgen de las Angustias y de Nuestra Señora de la Esperanza, ambas imágenes del escultor Juan Blanco Pajares. La Esperanza estrenó manto y llamador en el paso, al igual que el de las Angustias.

La virgen de la Esperanza a su paso por el Arco de Trajano. AYUNTAMIENTO DE MÉRIDA

La procesión oficial del Santo Entierro, organizada por la Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Calvario, partió a las seis de la tarde desde la ermita del Calvario con los pasos del Santísimo Cristo del Calvario Yacente, anónimo del siglo XVII, y la Santísima Virgen de los Dolores, talla anónima de siglo XIX. La Virgen de los Dolores, en su Soledad, regresó a las 23.00 horas desde la concatedral de Santa María hasta el Calvario.