El centro de acogida temporal de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz, ubicado en la calle Suárez Somonte, cerró a finales de abril tras acoger a 90 personas durante los meses más fríos del año. Este recurso asistencial del proyecto ‘Ola de frío’, con la financiación de la Junta de Extremadura y del ayuntamiento, se puso en marcha el pasado mes de diciembre ante la «preocupación» por la situación de un grupo de personas que estaban durmiendo en las calles de la ciudad, con una situación de vulnerabilidad y desprotegidos ante el coronavirus.

En los cinco meses en los que permaneció abierto este recurso, los usuarios tuvieron un lugar donde sentirse protegidos y «recuperar la dignidad que la calle les había arrebatado». También contaron con la posibilidad de comenzar un proceso desde el que se les ofrecía una oportunidad de poder salir de la situación de exclusión social en la que se encontraban. Así lo indicó ayer el director del centro, Víctor Martínez, quien apuntó que en estos meses, el centro fue derivando a personas a otros recursos con la finalidad de acompañarles en el proceso que supone salir de su situación de exclusión social.

Para ello se contó con el apoyo de otros recursos como el Centro Hermano de Badajoz, Padre Cristóbal de Mérida, C.A.T. de Plasencia y la casa de acogida Virgen de las Cruces de Don Benito. Asimismo, Martínez destacó que nada de esto hubiera sido posible sin el capital humano con el que ha contado la organización, pues nueve voluntarios dedicaron «su tiempo, cariño y generosidad» para atender a personas que se encontraban en la calle, en un momento «tan difícil y de tanto miedo». 

En esta línea, el director del albergue agradeció la ayuda y colaboración prestada por parte del comedor social Beato Cristóbal de Santa Catalina. Por último, cabe recordar que la primera vez que se puso en marcha este centro de emergencia en la ciudad fue en diciembre del año 2020.