En su pueblo cacereño adoptivo, Galisteo, se convirtió en época franquista en la primera mujer concejala -ella pronuncia ‘concejal’-. También fue de las pioneras en sacarse el carné de conducir y ponerse al volante de un coche en el que hizo muchos viajes. «Recuerdo a otra mujer que llevaba un camión», asegura. Juana Estévez Gregorio tiene 85 años, procede de Tejeda de Tiétar, conserva casi intacta la memoria y es maestra jubilada.

- Sin quererlo usted ha sido una mujer diferente. De las poquísimas en Extremadura que a medidos de los años cincuenta estudió una carrera, Magisterio, y ejerció una profesión: maestra de pueblo.

- Me pagaron la carrera en un colegio de monjas de Plasencia, eran una religiosas que se dedicaban a recoger a niñas huérfanas. Tuve la suerte de ir allí y fui de las preferidas para estudiar. Éramos 115 y eligieron a siete para hacer Magisterio. Yo era huérfana de padre, tenía seis años cuando él murió. Mi madre se quedó sola con siete hijos. En aquel entonces mis padres no me hubieran podido pagar una carrera ni mucho menos porque no tenían recursos para eso.

- ¿Fue la única de sus hermanas que pudo estudiar?

- Sí, yo fui la única de mis hermanas que estudié gracias a ese colegio. Mi abuela le dijo a mi madre que parecía que quería desenredarse de las hijas, entonces mi madre decidió que ya no llevaba a ninguna más allí... Yo digo siempre que somos víctimas de la época que te toca vivir. Si fuera ahora, estarían los padres deseando dar una carrera a todas sus hijas.

- De manera que se hizo maestra y se puso muy joven a trabajar.

- A Galisteo llegué con 23 años, pero primero estuve de interina en Arroyomolinos de la Vera. Después me casé y tuve cuatro hijos.

- ¿Cómo aplicó eso que ahora se llama conciliación familiar y laboral?

- He tenido la suerte o la desgracia de que los partos eran en verano, así que pedía poco permiso de maternidad. Además contaba con ayuda en casa, e igualmente mi madre estaba conmigo para echarme una mano.

- ¿Nunca ha experimentado ese sentimiento de ‘culpabilidad’ que viven otras madres de salir a trabajar y dejar a los niños en casa?

- No, no. Yo me he sentido muy feliz siempre siendo maestra.

- ¿Y su marido participaba en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos cuando eran pequeños?

- No le ha hecho falta porque teníamos ayuda para esas labores. Pero ahora que estamos los dos solos, que los hijos están ya cada cual con su empleo, pues trabaja más él que yo en la cocina, porque a mí no me gusta cocinar. A él mucho.

- ¿Tener economía propia qué ha significado en su vida?

- Yo he tenido siempre mucha libertad, y con mi marido también. No es que yo mande más que él ni él más que yo, pero nos hemos compenetrado estupendamente y llevamos 56 años ya casados.

- Es fundamental que las mujeres desarrollen su propia carrera profesional, ¿no?

- Yo entiendo que para las mujeres es más difícil que para los hombres tener un trabajo por el tema de la familia, pero es que es muy importante salir de casa. Y si hay recursos económicos, pues que se contrate una ayuda externa. Porque disponer de tu propio empleo te ofrece mucha libertad. Yo lo he vivido así y he sido muy feliz.