¿Tan importantes son los alcaldes para levantar el voto de un partido? A tenor de lo escuchado esta semana por un alto cargo del PSOE extremeño sí. Este dirigente no ve mal un ‘superdomigo’ electoral. Ya saben, ese término que, de un tiempo a esta parte, ha salido de los fogones estratégicos de La Moncloa para definir el próximo 26 de mayo si junto a las elecciones municipales, autonómicas y europeas ya previstas, se ponen también las nacionales. Pedro Sánchez no goza de buen predicamento electoral aunque las encuestas digan los contrario, por lo que si un alcalde tira de un candidato autonómico, ¿por qué éste no hace lo mismo de uno nacional?

Sinceramente yo no lo veo. Primero, por el alboroto que sería ir con hasta 5 papeletas bajo el brazo (Ayuntamiento, Junta, Parlamento Europeo, Congreso y Senado) para elegir a todos nuestros representantes de una tacada. Segundo, por el contagio que podría producirse de unos comicios en otros dado que todo se dilucidaría en clave nacional. Y tercero y último, porque los barones autonómicos del PSOE, esos que aguantan el tipo a pesar de las vicisitudes de un gobierno en minoría que tiene que partirse el pecho con nacionalistas e independentistas, no van a consentir que una mala ola nacional y repentina altere sus expectativas electorales. Porque de aquí a seis meses Pedro Sánchez puede sumar, pero también puede ocurrir todo lo contrario, que reste, y mucho, como pasó con Zapatero, y se lleve por delante a todo el mundo.

De todas maneras, hay que esperar al ‘termómetro’ de hoy. Lo aseguran todas las fuerzas políticas, que las elecciones de Andalucía van a condicionar los intereses de todos los partidos. Una victoria indiscutible de Susana Díaz pondría en órbita al PSOE nacional, pero una debacle echaría por tierra todos sus anhelos. Lo mismo pasa con Podemos y el liderazgo de Teresa Rodríguez frente al de Pablo Iglesias o las actuaciones que deberán llevar a cabo Pablo Casado o Albert Rivera en el resto del territorio nacional si logran hacerle mella al fortín socialista andaluz o, por el contrario, un recién llegado como Vox acaba por ocasionarles un descosido a ellos mismos.

Por regla general, un dirigente o un partido político en el gobierno convoca elecciones cuando le interesa al país, cuando no es capaz de sacar adelante un presupuesto o pierde la mayoría necesaria para desarrollar un programa político. Pero no nos engañemos, en cada formación existe una estrategia electoral que acomoda los tiempos a sus intereses electorales y, encima, esta vez el gobierno no se ha ganado por las urnas, sino a través de una moción de censura. Legítima y constitucional, pero que invalida los principios o cánones que generalmente rigen a la hora de plantear una legislatura donde se deben agotar por regla general los tiempos marcados de cuatro años de mandato.

A fecha de hoy, el plan establecido consiste en celebrar elecciones autonómicas y municipales en mayo del año que viene y nacionales en octubre, pero todo puede cambiar en función de los resultados y las encuestas. En España no hay tradición de mezclar las cosas en una coctelera electoral. Y la verdad, a un alcalde, a quien votan ciudadanos de derechas o de izquierdas porque eligen a la persona y no al partido que lo representa, no le apetece meter en el debate cuestiones nacionales como la exhumación de Franco, Gibraltar y el ‘Brexit’ o el enfrentamiento con Cataluña. Quiere hablar de obras en el pueblo, la oferta cultural o la participación ciudadana, que es lo que de verdad pone o quita a un dirigente local.

Vara y Monago gozan en Extremadura de marca propia. Los dos han sido o son presidentes de la Junta y serán cabeza de lista en mayo. No creo que a ninguno de los dos le gustara un ‘superdomingo’ electoral, pero sobre todo el primero, quien se ha pasado la legislatura sin sobresaltos llegando a pactar los presupuestos con el PP y Podemos indistintamente según convenga. Meter en clave autonómica un debate nacional solo le traería problemas, entre otras cosas por el tren, caballo de batalla regional que, por el contrario, tiene que defenderse en clave nacional.

Para mí que seguiremos como estamos en la hoja de ruta y haremos un mayo del 2019 en clave municipal y autonómica que, a su vez, sirva de primarias a lo que tenga que venir después en octubre en clave nacional. Aún así, todo depende de Moncloa y de quién mande a partir de hoy con las andaluzas.