Montaña Martínez Jaén tiene 37 años y sueña con montar una bolera con bar y cocina. Ha pasado tiempos duros, separada, madre de un hijo de 15 años que estudia 2º de la ESO, vivía con la manutención y la asistencia social, que le facilitaba comida de Cruz Roja: macarrones, garbanzos... «pero el comer es un día a día y tienes que tener cómo aliñarlos», explica a las puertas de la cafetería del Edificio Embarcadero, donde participa en un curso de cocina del Programa Crisol.

Por circunstancias de la vida Montaña no llegó a sacarse el Graduado. Reside en la calle Juan García, del barrio de Aldea Moret. Había meses muy ajustados para poder pagar el piso, pero a veces la vida en el momento menos pensado te da una oportunidad que a ella le ha llegado de manos de esta iniciativa propiciada por el Sexpe y rubricada en un convenio con el Ayuntamiento de Cáceres y la colaboración de Acción contra el Hambre.

En la parte teórica Mariángeles ha guiado sus pasos. «Es excelente como persona, nos ha ayudado a desenvolvernos», confiesa. En la práctica está Paqui, «que nos ha enseñado a valorarnos, a relacionarnos con los otros, a expresar nuestros pensamientos y sentimientos», reconoce emocionada. Al curso acuden 15 alumnos. «Ahora los mejores amigos que tengo son gitanos. Está siendo una de las grandes enseñanzas recibidas», subraya con su amplia sonrisa.

Montaña trabajó como pinche de cocina en el Hotel Ágora, el Barceló V Centenario, el Extremadura, el Alcántara, La Taberna de Rafa o el club El Encinar. Llevaba tiempo en paro, y en estas circunstancias de covid ha surgido este pequeño milagro por el que cobra una remuneración. En el Embarcadero, el gran almacén de abonos de la vieja mina de Aldea Moret, hay fiesta matutina cada miércoles porque ellos preparan desayunos gratuitos.

Hasta diciembre estarán allí y a partir de enero realizarán prácticas. Montaña irradia optimismo: «Veo un futuro en esto, y no muy lejano. Pienso que se nos abrirán muchas puertas y que sabemos valorar lo que es un empleo. Está siendo una experiencia bonita e intensa. «Con 37 años, no me da vértigo iniciar nuevos proyectos. Con el miedo no adelantas. No sería capaz de quedarme parada sin al menos intentarlo». ¿Y por qué una bolera? ¿Y por qué no?