Flori Jorge vendía cupones en Pintores y hacía el recorrido diario hasta San Juan. Los clientes acudían a comprarle el número y aprovechaban para llevarse también El Periódico Extremadura que voceaba Leoncia Gómez, la última persona y única mujer que vendió por las calles de Cáceres este diario. “Era muy buena y trabajadora la mi pobre”, cuenta Flori, una de las 12 personas de la entidad que han visitado la redacción acompañadas del monitor Felipe Morcillo y los voluntarios Teresa Iglesias, Ventura Gómez y Lorena Martín. “Lo que más nos gusta es la maquinaria antigua”, dicen durante su recorrido por las instalaciones, “y lo que contrasta con la nueva. Lo que ha cambiado con la tecnología”, apuntan.

Pablo Higuero también forma parte de esta expedición que quiere conocer de cerca cómo funciona un periódico. Él vendía cupones y era amigo de Leoncia. “Antes no había quioscos, los primeros los instalaron entre 1984 y 1985. Así que nosotros estábamos en todos sitios, era nuestra misión, la misión de la ONCE”, argumenta con orgullo. “Recorríamos las calles. Yo paraba poco en las esquinas, iba de un lado a otro y siempre me cruzaba con Leoncia, que trabajó muchísimo llevando el periódico por las casas, subiendo a los pisos, el frío que pasó, siempre apostada en la esquina de San Juan lanzando las últimas noticias de la portada”, recuerda Higuero.

Y es que Leoncia fue toda una institución en Cáceres. Había nacido en Valencia de Alcántara, en Había nacido en Valencia de Alcántara en 1903 donde, dicen, fue abandonada una noche a las puertas de una iglesia. La encontraron en aquel pórtico Marciana y su marido que desde entonces la adoptaron como hija. Pero Leoncia Gómez Galán llegó a muy temprana edad a la ciudad de Cáceres, donde apenas una niña entró como asistente de hogar en la casa de don Felipe Álvarez de Uribarri , un conocido abogado de la capital cuyo padre había sido notario en los años en los que ser notario en Cáceres era mucho más que serlo ahora, porque entonces era como ser poco más o menos que el rey del mambo. Don Felipe estaba casado con María San José , una mujer de belleza sin igual con la que tuvo nueve hijos: María Dolores , a la que todos conocían como Quiqui , Fati , Fernando , Felipe , Gabriel , Menchu , Marita , José Antonio y Cristina.

La de los Álvarez era una casa bellísima que aún se conserva en la plaza de San Juan y que está situada encima del restaurante El Figón y en la que Leoncia entró a trabajar ganando 7 pesetas al mes y terminó cobrando 15 duros tras sus 50 años de servicio. Estaba Leoncia muy agradecida a don Felipe porque él se ocupó de sus seguros para que consiguiera una digna jubilación y siempre mencionaba Leoncia a don Felipe cuando terminó el final de sus días en la Residencia de la avenida de Cervantes.

En casa de los Alvarez trabajó durante 50 años Leoncia Gómez Galán. Un día, Germán Sellers de Paz , entonces director de El Periódico Extremadura, le propuso a don Felipe que Leoncia vendiera por las calles el diario, y ella aceptó encantada. Estuvo la paciente Leoncia durante nueve años voceando el periódico decano de la prensa regional. El dinero que ganaba, aunque poquito, suponía una ayuda para vivir y para pagar una habitación que tenía arrendada en el barrio de Busquet.

Voceó Leoncia el Extremadura entre los años 1966 y 1975, deseando que se publicara una de esas noticias sensacionales que aumentaran la tirada y, con ella, su liquidación. De manera que Leoncia compartió el ocio de la jubilación voceando "Extremaduraaaaaaaa..." al final de la calle Pintores, junto a la plaza de San Juan. Y en ese sitio, la infatigable vendedora ofrecía el periódico, mostraba sus noticias, sus fotografías más originales o la lista completa de la lotería.

En aquel escenario de San Juan, donde los muchachos jugaban sin problemas de tráfico, se movía con elegancia Leoncia, que tenía cierto aire distinguido. El amor verdadero no lo descubriría hasta cumplidos los 74, cuando estando en la Residencia de Cervantes conoció a Salvador Hernández Fernández , natural de Oropesa, con el que contrajo matrimonio. Salvador era un hombre que trabajó en Saturnino Covisa, que eran unos carboneros muy importantes. Fue la de ellos una boda preciosa que concluyó con luna de miel en Benidorm. Esta mujer un símbolo para Cáceres, homenajeada a modo de estatua en la plaza de San Juan como última vocera de El Periódico Extremadura, que es algo más que un periódico: es una institución para Extremadura, una institución para Cáceres, su tesoro, su trocito diario de historia que ahora los miembros de la delegación de la ONCE han conocido de cerca y, tirando de nostalgia, han recordado las fatigas y alegrías que vivieron junto a su amiga Leoncia.