Hace ahora una década el centro histórico tenía 1.756 edificios, de los que alrededor de 650 presentaba algún tipo de deficiencia. Muchos se encontraban totalmente vacíos, sin habitar, lo que influía directamente sobre la conservación de los inmuebles colindantes. Son los datos extraídos de la oficina municipal del Área de Rehabilitación Integrada y que recogía un estudio del catedrático Antonio Campesino, publicado en el 2008.

En él se especificaba que el abandono que presentaban dichos inmuebles no afectaba sólo a viviendas, sino también a locales comerciales. Muchos de ellos llegaron a ser adquiridos por empresas y sociedades no cacereñas que después no se interesaron por su mantenimiento y los dejaron tal y como los adquirieron, según se especifica en dicho estudio, que lleva por título ‘Cáceres: Gestión reciente de una ciudad patrimonio mundial (1986-2008).

Según los datos que se manejaban en el informe, en situación de abandono había locales en Pintores, Moret, General Ezponda y Barrio Nuevo. Lo achacaban a la salida de la vida universitaria del centro urbano, al trasladar todas las facultades al campus, lo que favoreció el descenso de población en el casco histórico.

Muchos de esos edificios en situación de deterioro han desaparecido. Los ha ‘salvado’ la moda de los apartamentos turísticos. De hecho Antonio Campesinos está llevando a cabo ahora un nuevo estudio con el equipo de Turismo de Extremadura (Tourismex) denominado ‘Rehabilitación y refuncionalización de Conjuntos Históricos: Los Apartamentos Turísticos en Cáceres’. Según este trabajo son ya pocos los edificios en situación de abandono en el casco histórico porque la mayoría de ellos han sido reformados para establecimientos de este tipo.

Los hay en San Juan, en la plaza de la Concepción, en la calle Gloria, en la calle Amargura, en el Adarve del Cristo,… Según los últimos datos ofrecidos por la Junta de Extremadura la capital cacereña concentra la mitad de los apartamentos de toda Extremadura, sumando ya 130 y con tendencia al alza. El ejecutivo regional trabaja para regularizar este sector.

También se reforman palacios para uso hostelero, como el de Godoy, donde se proyecta un hotel de lujo, o la casa de los Paredes-Saavedra, donde Atrio construye apartamentos turísticos de lujo. Además esta semana los dueños de este restaurante con dos estrellas Michelín han adquirido la antigua sede de Demarcación de Carreteras, ubicada en la plaza de los Golfines, aunque este último edificio no tendrá uso hotelero.

LA CRISIS / «Esta nueva forma de alojamiento urbano eclosionó tras la crisis económica-urbana de la ‘década prodigiosa’ (1998-2007), con el repunte inmobiliario y la emergencia de plataformas de comercialización de pisos y apartamentos turísticos, como Airbnb (2008) y HomeAway, poniendo en conexión a los propietarios de los mismos con los nuevos turistas ‘millennials’ en cualquier lugar del mundo», señala Antonio Campesino. Y añade que «la materia prima de esta nueva modalidad de negocio turístico, radica en las viviendas vacías y deterioradas de los centros históricos patrimoniales, que van a situarse en el punto de mira de los promotores públicos y privados para su rehabilitación y cambio de uso, de residencial a turístico».

Para él esto constituye «una alternativa más económica de alojamiento familiar, de mayor dimensión que los hoteles convencionales, y de ahorro en restauración por la libertad de organizar desayunos, comidas y cenas a voluntad. Desde la óptica empresarial, los costes de explotación de los apartamentos turísticos son más bajos que los de los establecimientos hoteleros, por precisar mucho menos personal; de ahí, la dura competencia que les están planteando», concluye el catedrático Antonio Campesino.