El Instituto Nacional de Estadística ha vuelto a dar un disgusto sobre el descenso de la natalidad en España y la consiguiente despoblación de las zonas rurales. Pero paralelamente, en los últimos años ha surgido un espíritu de resistencia y lucha a base de trabajo, tesón y talento, empeñado en mantener los pueblos a flote. Son los emprendedores de la tierra, tan convencidos de los recursos de sus municipios, sus campos y sus bosques que logran dar a luz las ideas más originales e ingeniosas.

Elena, Javier, Juan Francisco, Fátima y Miriam son cinco ejemplos de esta obstinación por seguir viviendo en los pueblos y en plena naturaleza y crear nuevos servicios, productos y empleos que animen a otros a hacer lo mismo. Sus proyectos empresariales han sido los ganadores de la VI edición del Programa de Ideas Emprendedoras en el Mundo Rural (premios PIE), que convoca la Diputación de Cáceres para ayudar a hacerlos realidad en municipios de menos de 20.000 habitantes. No se trata de un mero galardón: los participantes deben pasar varias selecciones, un periodo de asesoramiento y formación, y una exposición y defensa de sus propuestas. El ganador recibe 15.000 euros para poner en marcha su empresa; el segundo se lleva 7.000 euros; y cada accésit, otros 3.000 euros.

Elena García, con cuatro titulaciones universitarias y residente en el Valle del Jerte, ha logrado el primer premio con su iniciativa para cultivar y transformar bayas de Goji. «Hoy día, el medio rural tiene todas las posibilidades al confluir una serie de circunstancias como las nuevas tecnologías, la conciliación familiar y el reto demográfico... Se están alineando las ventajas para que las empresas cada vez apuesten más por el trabajo desde este medio», afirma.

Javier Arinero, ganador del segundo premio, ha dejado en segundo plano el periodismo y el diseño gráfico para apostar por un proyecto artesano, ecológico y muy sabroso en Peraleda de la Mata. «Quiero consolidarme como panadero, vivir más de cerca la vida del pueblo, integrarme en el medio rural y ayudar a tirar hacia adelante. Aquí todos los servicios son bienvenidos», declara.

También Juan Francisco Obrador dejó Madrid hace 23 años para asentarse en los parajes de Aliseda, donde acaba de crear las primeras plantillas irrompibles de corcho. «La familia no entendía que nos viniéramos al campo, y ahora nos visitan continuamente», confiesa complacido.