En Cáceres también se habló vetón y lusitano. Fue hacia el año 79 antes de Cristo, fecha de la que datan los primeros restos arqueológicos encontrados en el yacimiento romano de Cáceres El Viejo. Los expertos sitúan su edificación en las guerras sectorianas y lo identifican con el fuerte de Castra Caecilia porque se trata de uno de los escasos campamentos de la época republicana tardía en la península. Es un yacimiento poco conocido pero da habida cuenta de la otra historia de esta ciudad lejos de la época medieval cuya vida queda más que reflejada en las torres y muralla que se encuentran en la ciudad monumental.

El yacimiento romano es una fuente de conocimiento constante. Hasta el momento se han realizado tres excavaciones arqueológicas y en todas se han descubierto nuevos restos que ayudan a hacerse una idea del asentamiento de los romanos en la ciudad de Cáceres.

Los estudios permitieron descubrir que el recinto ocupaba en la época romana 24 hectáreas, era rico y lujoso y podía acoger a una legión entera de barracones

Ayer concluyó el taller de recualificación de peones especializados en intervenciones arqueológicas que se ha llevado a cabo en este espacio y que ha formado desde el mes de febrero a diez desempleados de la construcción. Tras estos trabajos los alumnos podrán subir su rango y ejercer como auxiliares de arqueología. En la clausura del curso, en la que se entregaron diplomas a los participantes, estuvieron presentes el director del Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe), Rafael Pacheco y el alcalde en funciones, Cipriano Madejón. El Sexpe ha ejecutado el taller en colaboración con la Consejería de Cultura con una inversión de 130.379 euros (121.200 euros han sido aportados por la Junta).

Esta excavación es la tercera que se lleva a cabo en el yacimiento. Esta vez ha estado dirigida por el arqueólogo José Ramón Bello, que incidió en que lo más importante de esta nueva intervención es que se han encontrado niveles nunca vistos: "hemos encontrado edificios que existieron entonces y que hasta ahora no se conocían". Las anteriores documentaciones se realizaron entre 1910 y 1927 por el profesor Adolf Schulten; y en 2007 por el arqueólogo José Antonio Abásolo.

Los alumnos han excavado en el recinto de la puerta, la muralla, la torre y en la fragua. En esta última ha sido el lugar donde más elementos de plano han aparecido. Han encontrado suelos originales de mortero de cal con solado en forma de rombos o proyectiles de honda que permiten afirmar que aquí vivieron también indígenas baleares (los romanos los incorporaron a sus legiones para que les aportaran estrategias de guerra).

"Ha sido un trabajo duro porque se desarrolla en el campo. Hemos aguantado las lluvias, el frío de enero y el calor de julio, pero ha merecido la pena por la ilusión de encontrar cada día una cosa nueva y conocer cómo vivían estas personas porque nos hacen aprender un poco más sobre la historia de esta ciudad", reconoció el arqueólogo apoyado por sus alumnos.