Los ladrones ya no se conforman con los coches que roban en la vía pública, también acuden a los desguaces de los polígonos industriales y luego se deshacen de la mercancía robada tirándola directamente al pozo de La Esmeralda, por un terraplén de más de 30 metros de altura. En algunas ocasiones los cacos incluso queman los vehículos, bien para no dejar huellas, bien por el extraño placer que les provoca incendiar un coche y verlo descender a toda velocidad por un barranco.

Uno de los empresarios afectados, Jesús Domínguez Cuesta, aseguró ayer haber sido víctima de uno de estos robos. Varios coches han salido de su desguace en Aldea Moret y han acabado en La Esmeralda, otros han aparecido en una finca cercana a Malpartida, completamente calcinados.

Algunos propietarios se ven obligados a dejar allí sus vehículos puesto que el coste de una grúa para su evacuación es elevadísimo. En otras ocasiones, como el coche estaba en el desguace de Domínguez Cuesta, éste ha tenido que usar una grúa-pluma para sacarlo de allí, en virtud de una orden de Medio Ambiente.

Numerosos empresarios han vuelto a exigir a la policía que se adopten mayores medidas de seguridad para acabar con el vandalismo en los cuatro polígonos industriales de la ciudad, que sufren el azote de los ladrones.

Precisamente, el pasado miércoles los industriales exigieron al Cuerpo Nacional de Policía que instale en las empresas cámaras de video conectadas con la comisaría para frenar los atracos.