Canal de Isabel II realizó un estudio sobre las consecuencias del desbordamiento, una de las conclusiones del mismo fue que se necesitaba construir un nuevo aliviadero. Los resultados de ese trabajo se remitieron a la Confederación Hidrográfica del Tajo. Además también se examinó si la presa del Guadiloba había sufrido daños.

El aliviadero lateral se construyó durante 1999, una obra que se tramitó con urgencia, se afrontó sólo un año después de ser planteada por el consistorio con el estudio de Canal, para evitar que pudiera repetirse lo ocurrido la noche del 5 al 6 de noviembre. En la nueva salida de agua se invirtieron casi dos millones de euros.