TLtas autoridades competentes y los responsables del comercio tendrían que explicar en qué consiste o en que puede quedar el Transatlantic Trade International Pact (TTIP), que se esta fraguando entre la Unión Europea y USA en total secreto y sin que se entere nadie. Los "toques a rebato" ya han empezado a sonar en todos los campanarios de esta parte del océano. Firmar este "Tratado" --en absoluto secreto y sin trasparencia ninguna-- significará para los ciudadanos "libres" europeos tener que someterse a los abusos, peligros e ilegalidades de las corporaciones internacionales de producción y distribución, sin derecho ninguno a protestar, a revisar o a negarse a consumir productos claramente perjudiciales para nuestra salud, para nuestra economía y para el "medio ambiente" en el que se desarrolla nuestra vida.

Aunque el título de mi "Tribuna" de hoy parezca el título de una película de intrigas, de asesinatos o de caza furtiva, en realidad se trata de exponer ante mis escasos, pero agudos lectores, lo que creo que se está fraguando secretamente en los despachos más oscuros y recónditos de la Unión Europea con los Estados Unidos, para "pillar" a los ciudadanos de una y otra orilla de Atlántico en un "cepo" económico, político y financiero del que difícilmente se podrán liberar. Ni siquiera los representantes democráticamente elegidos por los ciudadanos de los veintiocho países integrantes de la Unión Europea tienen acceso a estos "despachos" en los que se estudian y acuerdan las condiciones --imposiciones-- del "pacto"; y los pocos que logran llegar a ellos son registrados, como si fueran terroristas, para que no lleven cámaras, teléfonos o aparatos de grabación con los que puedan sacar y hacer públicas las condiciones de los acuerdos.

La respuesta a tanta intriga es fácil de colegir. En USA, los ciudadanos del país más liberal del mundo, están "sometidos" a las libertades de las grandes empresas, tanto las industriales --que fabrican armas, explosivos, y otros "artículos para la paz"-- como las alimenticias: ganaderas, agrícolas, de tratamiento de productos, etc. que son totalmente libres de tratar a sus ganados con hormonas de engorde, con antibióticos o con elementos transgénicos que aumente la cantidad de las cosechas; aunque degrade notablemente su calidad. El Gobierno Federal no tiene ninguna posibilidad de controlar o regular estos "tratamientos" ni de intervenir en el mercado; así que a la "libertad" de empresa nunca se podrá oponer la "libertad" de los consumidores.

Esto es, justamente, lo que los poderosos "lobbies" norteamericanos quieren importar en Europa: "Neoliberalismo" y alimentos contaminados ya en origen con productos que la actual legislación de la mayoría de las naciones europeas tienen prohibidos. Alimentos sin garantías sanitarias --verduras, frutas, carnes o pescados-- que pondrán en serio peligro la salud de los consumidores de esta parte del océano; pero que "sanearán" las ganancias y beneficios de las empresas internacionales que ya han contaminado campos, granjas, mares y espacios crecientes de nuestro degradado "paraíso terrenal". El TTIP es un "cepo" altamente peligroso; con un cebo muy atrayente para sus víctimas, pero con resultados realmente desastrosos.