El Corte Inglés ha solicitado a la Junta de Castilla y León permiso para instalarse en Salamanca. Porque esa Junta contempla la exigencia a las grandes superficies de compensaciones. Lo que es la vida. Un gobierno de la derecha poniendo condiciones a las empresas. A los comerciantes salmantinos, que ya se sabe lo listos que son, en lugar de caérseles la baba pasaron a la acción porque pensaron con buen criterio: "Si quiere instalarse aquí es porque sabe que va a ganar dinero. Si gana es porque vende. Y si ellos venden, algunos venderemos menos. Y necesitaremos cambiar las estrategias de venta. Pues que nos compense". Y se pusieron a negociar. La firma comenzó ofreciendo cosas importantes pero no les parecieron suficientes. Ahora esperan el dictámen de la Junta, a la que han presionado. El ayuntamiento, el de Salamanca para que nadie se confunda, defiende a sus vecinos. ¡Qué cosas se ven por ahí! Hace sus estudios de tráfico para evitar atascos y que la zona comercial tradicional no sea desplazada, amén de adecuar el mercado municipal próximo para que los puestos existentes no se vean perjudicados. En esta segunda parte debería referirme a lo que los paletos hacen con El Corte Inglés sin que ni siquiera haya solicitado instalarse, pero no quiero que el lector cacereño entre en depresión. Y, además, está feo comparar.