Los autobuses se adaptan a la hora de cierre". Así de rotundo se mostró ayer Joaquín Rumbo, alcalde en funciones de Cáceres, al responder a las críticas vertidas el domingo contra el consistorio por el funcionamiento del servicio de transporte público en el recinto hípico a partir de las seis de la mañana. Las protestas se originaron ante la ausencia de autobuses a la hora de cierre de la pista de verano, lo que causó trastornos a numerosos jóvenes que tuvieron que optar por hacer el recorrido de vuelta a Cáceres en taxi o a pie. A juicio del edil el problema es que "todo el mundo coge los autobuses a la misma hora y eso no hay empresa de transporte que lo soporte".

Rumbo detalló el despliegue realizado hasta el ferial por la empresa Busursa, adjudicataria del servicio de bus en la ciudad. Recordó que el hípico dispone de cuatro autobuses articulados con capacidad para 150 personas cada uno de ellos, que pasan por la zona con una periodicidad de 15 minutos. "Transportamos a 600 personas cada cuarto de hora", matizó Rumbo.

El concejal pidió a los jóvenes que "escalonen su salida del ferial" para evitar aglomeraciones como las del sábado. Rumbo insistió en que es difícil saber "si en la pista de verano habrá 7.000 personas o 2.500. Para nosotros resulta imposible conocer ese dato con anterioridad". Concluyó pidiendo cordura a la hora de realizar peticiones. "Nosotros no podemos poner un autobús para cada uno y a la hora que cada uno quiera. Seamos serios".