Halloween da menos miedo que el covid. Las mascarillas han podido con las máscaras. Que se lo digan a Kike, que ha decorado este año su tienda de disfraces mejor que nunca, pero las ventas no se mueven. A finales de octubre, otros años, en su establecimiento no se para ni un minuto vendiendo trajes, accesorios y caretas de zombis, ánimas, mortajas, guadañas y esqueletos. Pero esta vez no. Esta vez Kike ha tenido tiempo hasta de ambientar el local con todo lujo de detalles. La pandemia no ha podido con su optimismo. «Vamos a tener paciencia, lo importante es que la gente se cure». Pero ya se ha visto obligado a prescindir de sus tres empleados, mientras los disfraces permanecen en las estanterías y el almacén.

Además, las barriadas que otros años se vuelcan con Halloween han confirmado que no habrá programa. Y zonas de copas como Pizarro también han anunciado a este diario que renuncian a la ambientación habitual. Los colegios tampoco han preparado fiestas especiales. Los niños deberían estar ya decorando los pasillos con brujas, escobas y duendes, pero la situación lo impide. Sin fiestas infantiles, la parte ‘Halloween’ que en los últimos años convive con la festividad de Todos los Santos, pierde buena parte de su fuerza.

«Posiblemente la próxima semana haya algún movimiento por las tardes de niños que vengan con sus padres a buscar algunos disfraces y accesorios. Está claro que lo poco de ‘Halloween’ que se va a mover será eso, pequeñas fiestas en familia para entretener a los más pequeños, pero nada más», señala Kike Sáez, que lleva un cuarto de siglo con la tienda de disfraces, y que no recuerda nada parecido a las circunstancias actuales.

Los jóvenes tampoco se están moviendo. «No han venido a comprar ni un pack de accesorios». La evolución de la pandemia, los anuncios de toques de queda y la continua posibilidad de verse confinados les han hecho desistir de organizar fiestas y de comprarse disfraces con previsión. Y Kike, que ha visto caer incluso el segmento de las despedidas de soltero, lo da todo por bueno «mientras esto sirva para que el virus pase cuanto antes». Pero su sonrisa característica deja entrever la preocupación por el negocio. «Este año no nos han llamado de zonas comerciales ni de copas para que vayamos a decorarlas, ni bares, ni pubs, nada...», detalla. «Y en esta empresa vivimos de la fiesta y del ocio, con eso está todo dicho», rubrica.

En efecto, los titulares de los locales que forman la Asociación de Hostelería Zona Pizarro-Monumental abordaron el asunto el pasado jueves y decidieron que esta vez es prácticamente imposible programar nada para Halloween. «Llevamos unos cinco años celebrándolo juntos, con ambientación, decoración..., pero lo hemos hablado y con la situación actual no tiene ningún sentido» , declara Agustín Nieto, representante del colectivo.

BARRIOS SIN SUSTOS

Ni siquiera los barrios darán miedo, porque las asociaciones vecinales no se disfrazarán. En Santa Lucía (Aldea Moret), donde el ‘Pasaje del Terror’ lleva años congregando a cientos de personas en torno a la casa cultural, que los vecinos transforman durante largas semanas de trabajo en una auténtica galería de los horrores, este año no habrá nada.

«Es una lástima, porque lo preparamos todo con nuestras propias manos y damos vida incluso a los personajes que se esconden dentro, pero no podemos ni plantearlo dada la situación», declara Javier Moreno, su presidente. Tampoco habrá desfile por las calles ni chocolate caliente con churros para reponerse de los sustos. El covid no lo permite.

Desde la Asociación Vecinal Urbanización Cáceres el Viejo, Raúl Pérez, presidente, también confirmó ayer que se ha suspendido el ‘Pasaje del Terror’ en el Centro Cívico de La Mejostilla, que el año pasado organizaron en conjunto distintas asociaciones del distrito norte: Montesol, Mejostilla, Ronda y Cáceres el Viejo. «Es una pena, porque en la pasada edición se llegaron a forman colas a la entrada, y ni siquiera pudo entrar todo el mundo. Además, sirve de unión vecinal», subraya Raúl Pérez. De hecho, en la última edición hubo más de sesenta figurantes caracterizados en el interior.

Pero Halloween tendrá que replegar muertos y espíritu hasta que los tiempos lo permitan. Tampoco las jornadas campestres de ‘las castañas’ concitarán a las pandillas y familias como otros años. De momento, el covid manda.