«El tribunal son ustedes y la decisión final es solo suya». Fue una de las frases que dirigió ayer la fiscal que lleva el caso de Madrigalejo al tribunal del jurado, que será el encargado de decidir si la acusada es culpable o inocente. El del crimen de Madrigalejo es uno de los casos que la Constitución Española contempla que sean juzgados por un jurado popular. Solo se dan en la orden penal en los delitos de homicidio, amenazas, omisión del deber de socorro, allanamiento de morada, tráfico de influencias, cohecho o malversación de caudales públicos. Aunque en realidad son una minoría y no llegan al 1% de los juicios que se celebran en España.

El juicio por el crimen de esta localidad cacereña comenzó ayer precisamente con la selección de las personas que conforman el jurado. Entre el Ministerio Público y el abogado de la defensa eligieron a los nueve (seis hombres y tres mujeres) y a los dos de reserva (hombres). Estarán incomunicados los días que dure para evitar que su veredicto pueda verse contaminado.

Al comienzo la fiscal les explicó que su función es acusar solo cuando se observan indicios de delito. «Olviden la idea de las películas americanas de que el fiscal acusa y el abogado defiende. Si al final de este juicio considero que no está acreditado el delito, retiraré la acusación», advirtió. Y les relató cómo cree el Ministerio Público que se sucedieron los hechos. «Les recuerdo que ella puede mentir porque en calidad de acusada no está obligada a decir la verdad», añadió. Les aconsejó así prestar atención a las pruebas forenses y testificales.

Por su parte el abogado de la defensa hizo hincapié en la necesidad de que todo lo que se declare en las sesiones «debe estar acreditado». «No vale pensarlo o imaginarlo, hay que acreditarlo», advirtió. Les pide así que prueben si ambos mantenían una relación sentimental y si hubo ensañamiento porque, de no quedar acreditado, no habría agravante de parentesco ni sería un asesinato, sino un homicidio. «De lo que respondan depende su futuro».

Tras las sesiones, al jurado popular se le entregan una serie de preguntas que debe responder. Según las mismas será declarada culpable o inocente.