La sucesión ininterrumpida de casos de la llamada violencia de género necesariamente ha de llevarnos a reflexionar sobre la idoneidad de las medidas aplicadas hasta ahora para erradicarla, las cuales, a todas luces, se está demostrando que son ineficaces o, cuando menos, no son suficientes.

No basta, pues, con endurecer las penas para los maltratadores, con dictar órdenes de alejamiento que no se cumplen o con imponer una pulsera que pite cuando se incumplen. Todo ello no es sino tratar de erradicar los síntomas de una enfermedad sin atajar el mal de raíz. La sociedad, nuestra sociedad, está enferma de violencia a todos los niveles (la de género es una de ellas) y el tratamiento es educación. Así de simple... Y así de complejo.

*Jefe de la policía local.