Lo describen como una persona cleptómana. Afectado o no por este tipo de trastorno, según ha podido saber este diario de fuentes que aseguran haber conocido y tratado con el preso fugado, Miguel Ángel Gómez López, que se escapó la madrugada del sábado al domingo del hospital San Pedro de Alcántara --a donde se le trasladó para una consulta médica--, era conflictivo desde pequeño y tenía una fuerte tendencia «a robar, sobre todo motos», indicaron ayer algunas personas que lo conocieron.

Al principio respondía al apelativo de ‘El Mosca’, aunque más tarde pasó a ser ‘El Iberia’. Fue adoptado por una familia que residía en la calle Juan XXIII cuando contaba con apenas una semana de vida. Allí lo criaron hasta que pasó la adolescencia, más o menos, junto con otros dos niños de nacionalidad china que también acogió esta familia propensa a la filantropía. Si bien, su madre adoptiva hace años que ni sabe ni tampoco quiere saber nada de él. Ésta se hizo cargo del bebé ya que su madre biológica era soltera, vivía en una hospedería y no podía mantenerlo. La madre adoptiva conocía al personal que trabajaba en la hospedería, que le comentó la situación del bebé, y ella se hizo cargo del mismo.

Escolarizado en el colegio Francisco Pizarro, ‘El Iberia’ iba poco a clase desde bien pequeño y tenía predilección por hacer todo tipo de trastadas. «Entraba y salía de su casa por la fachada del edificio. Se descolgaba de la ventana de su habitación por las tuberías de la red de saneamiento hasta abajo, o al revés si quería subir», comentaron testigos de aquella época, que también recuerdan cómo se colaba en otros colegios, incluso en horario nocturno, como es el caso de Las Josefinas.

A comienzos de la adolescencia sus comportamientos traviesos o gamberros derivaron en una práctica delictiva. «Le gustaba robar de todo, aunque especialmente motos. Incluso robaba a sus propios vecinos y se paseaba con sus cosas delante de ellos para que lo vieran. Era conflictivo desde pequeño, la policía estaba en su casa día sí y día también». ‘El Iberia’ no llegó a perder la relación con su madre biológica, a la que veía en ocasiones y la cual incluso se hacía cargo de él cuando la tensión era demasiado elevada en su casa de adopción. «Una vez, jugando con un tirachinas, en lugar de colocar tomates pequeños como hacíamos, puso piedras y disparó contra un coche. Le rompió la luna y le hizo una brecha al copiloto», añadieron algunas personas que lo conocieron.

El preso fugado cumplió pequeñas condenas en centros de menores, tras las que regresaba «cada vez peor», lo que provocó que la situación se volviera insostenible en casa de sus padres adoptivos, que terminaron por echarlo cuando cursaba Octavo de EGB en el Francisco Pizarro.

Entonces, se marchó a vivir con su madre biológica a Aldea Moret, la cual, según aseguraron algunas fuentes a este diario, tenía problemas de drogadicción. Allí, ‘El Iberia’ residió en la calle Ródano y solía moverse por Aldea Moret y el barrio de Las 300 hasta que comenzó a trabajar como feriante. Tuvo descendencia y vivió también en Villanueva de la Serena y Miajadas, donde las fuentes consultadas por este periódico le perdieron la pista hasta ahora.

BÚSQUEDA / La Policía Nacional volvió a reiterar ayer que no se está llevando a cabo ningún dispositivo especial de búsqueda para localizar a este individuo, sino que se sigue el mismo protocolo que se utiliza en casos de presos que salen de permiso y no regresan al centro penitenciario. Sus datos y su fotografía se han difundido a nivel nacional para tratar de identificarlo y detenerlo en cualquier punto del país.

‘El Iberia’ se enfrentará, en el caso de que sea detenido, a una pena de prisión que puede ir desde seis meses hasta un año por haber cometido un delito de quebrantamiento de condena, según recoge el Código Penal en su artículo 468. No obstante, la condena podría variar en función de los antecedentes y el historial delictivo del preso fugado, así como su historial clínico, que podría favorecer la posibilidad de alegar algún atenuante relacionado con el estado mental del reo.

FUGA / Miguel Ángel Gómez López se fugó la madrugada del sábado al domingo, cuando eran alrededor de las 2.50 horas, del hospital San Pedro de Alcántara. Fue trasladado hasta allí tras inventarse haber ingerido una cuchilla de afeitar, lo cual se demostró que era falso, y logró burlar a los dos agentes que lo custodiaban cuando estaba esperando para ser atendido en un box de urgencia. ‘El Iberia’ fingió que sentía un dolor agudo en el pecho y uno de los agentes encargado de su custodia fue a buscar ayuda médica. Entonces, el preso pidió al otro oficial que le trajera agua, momento que aprovechó para escapar corriendo por una de las puertas de Urgencias.

Al no ir esposado, ya que así lo recomendaron los servicios médicos del centro hospitalario, el recluso tuvo más facilidades para darse a la fuga. En el momento de la huida portaba un chándal de la marca Puma con anagramas fluorescentes. Ayer, ‘El Iberia’ acumulaba ya tres días en paradero desconocido.