El problema comenzó hace algunos años pero la situación actual se torna preocupante. Pese a la calidad de los obreros que siempre ha caracterizado a la provincia cacereña, las constructoras tienen serios problemas para encontrar personal cualificado, un déficit que podría ralentizar su expansión y en general la de todo el sector, justo en unos años con abundante trabajo por delante en Extremadura. "No hay mano de obra profesional y supone un cierto freno para las empresas a la hora de abarcar proyectos", lamenta el constructor David Galán. La causa está en el fuerte éxodo de profesionales hacia Madrid, la costa y otras zonas del país en fuerte expansión urbanística, donde son llamados precisamente por su buen hacer y donde los sueldos se duplican.

Según el convenio del sector, un oficial cobra en Cáceres unos 1.200 o 1.300 euros mensuales. En Madrid se lleva entre 1.800 y 2.400 (hay que sumar gratificaciones y otros pagos). Pero también es cierto que en Cáceres realizan su jornada laboral normal y en Madrid van al destajo, es decir, les pagan con arreglo a la faena realizada. "Por ello trabajan horas y horas, aprovechan los días al máximo, duermen por la noche en una pensión o en un piso alquilado que contrata la cuadrilla, y regresan todos los fines de semana", explica Florentino Jiménez, constructor, promotor y vicepresidente de la Federación Provincial de Empresarios de la Construcción (Fecons).

Los obreros cacereños tradicionalmente han aprendido de sus propios padres y se han formado en las obras, una experiencia de años que les hace ser muy valorados dentro y fuera de la región. "Hay pueblos especialmente reconocidos, como Arroyo con sus encofradores, Malpartida de Plasencia o Riolobos", señala la presidenta de Fecons, Pilar Acosta. Muchos aceptan el reto y se marchan a Madrid, Toledo, Ciudad Real, Salamanca y la costa para trabajar una temporada, con la intención de volver a Cáceres tras acumular ciertos ahorros. La mayoría regresa al cabo de uno, tres o cinco años, otros superan los diez y los hay que se jubilan fuera, pero pocos.

CARAVANA DE ALBAÑILES Casi todos los que se marchan siguen las mismas costumbres. Las cuadrillas de encofradores, pintores, monocapas, tabiqueros, yesistas y otros profesionales comparten furgonetas que salen cada lunes de madrugada desde los pueblos cacereños, para llegar generalmente a Madrid a las 9.00 y dirigirse directamente al tajo . Después de una semana muy intensa, dejan la obra a media mañana del viernes e inician el regreso.