A l hablar de la Guardia Civil, estamos hablando de una institución con 175 años de pasado en la Historia de España. Nació la Guardia Civil en la España liberal que pretendía modernizar todas las parcelas del Estado, incluida la relativa al orden público. De manera especial, la Guardia Civil, se incorporaría a los peligrosos caminos y serranías de la España rural decimonónica, tan necesitada de un cuerpo que aportase seguridad frente a bandoleros de toda ralea o malhechores que se servían de la falta de una policía rural para cometer todo tipo de delitos.

Con el paso del tiempo la Guardia Civil se ha ido modernizando en todos los sentidos; adaptándose a los retos que la sociedad le ha ido planteando en sus casi dos siglos de existencia, en base a un esfuerzo generoso y solidario. Fronteras, rescates subacuáticos, tráfico, terrorismo, delitos fiscales e informáticos, violencia de género, y un sinfín de funciones que este Instituto Armado presta a la España del siglo XXI.

La primera noticia de la llegada de las fuerzas de la Guardia Civil a Cáceres, la obtenemos al poco tiempo de su creación como ‘Cuerpo especial de fuerza armada de infantería y caballería’. El día 16 de diciembre de 1844 se informa al Ayuntamiento que «dentro de varios días deberán llegar a esta capital ciento treinta y cuatro infantes y treinta y cuatro caballos de la Guardia Civil», y que en virtud del artículo 49 del Real Decreto de su Reglamento es indispensable que el Ayuntamiento proporcione un local apropiado para el acuartelamiento de dichas fuerzas.

La llegada de estos primeros Guardias Civiles marcaría el inicio de una etapa, que sigue activa, de relación y afinidad entre Cáceres y la Guardia Civil. Sabemos que a lo largo de su presencia en la ciudad, la Guardia Civil ha ocupado diferentes espacios como acuartelamiento; desde el viejo Parador del Carmen, el Palacio Toledo Moctezuma o el desaparecido hospital del Sancti Espíritu, hasta llegar al primer cuartel propio, instalado durante décadas en la calle General Margallo.

La presencia de la Guardia Civil en la ciudad supuso un importante avance en materia de seguridad y también en los aspectos social, demográfico y económico. La ciudad sumaba un nuevo servicio público a su economía y nuevas familias se avecindaban en la ciudad. Desde ese momento la Guardia Civil formará parte del paisaje humano cacereño, habiendo estado presente en cuantos actos civiles, militares o religiosos que se celebran en la ciudad.

La Guardia Civil en la actualidad trabaja en aras de garantizar la seguridad de los ciudadanos con total respeto a la Constitución y al ordenamiento jurídico, auxiliándolos en todas aquellas situaciones de riesgo en las que el ciudadano se pueda ver comprometido, siendo hoy en día una de las instituciones más valoradas por los ciudadanos. Su presencia ante cualquier adversidad inspira una confianza social fuera de toda duda.

Serían muchos los motivos que concurren en este Instituto Armado para merecer la entrega de la Medalla de la Ciudad de Cáceres, como son muchos los galardones y reconocimientos que la Guardia Civil está recibiendo, a nivel nacional, por parte de diferentes estamentos sociales con motivo de su 175 aniversario. Por ello la entrega de la Medalla de Cáceres a la Guardia Civil, es un reconocimiento más a su entrega y sacrificio a la causa pública, por haber pagado con sangre y vida en muchas de sus acciones en defensa del orden y la justicia y por haber sido siempre una Institución cercana ante los peligros de la España rural, a la que inexorablemente pertenecemos.

Por ello y por todo lo que ha supuesto la presencia de la Guardia Civil en Cáceres desde hace 175 años, creemos firmemente que la entrega de la Medalla de la Ciudad a esta Institución, es de justicia, tanto por sus servicios a la Ciudad de Cáceres, como al resto de España.

Nuestra más sincera felicitación a la Guardia Civil por esta concesión de la Medalla de la Ciudad de Cáceres con el deseo de que sigan realizando esta ejemplar y benemérita labor por muchos siglos más.

Los autores son Santos Benítez y Fernando Jiménez Berrocal, cronistas de Cáceres.