Isabel está sentada en la mesa del comedor del Centro Vida. A su alrededor la miran todos los sintecho que ese día han dormido en Cáritas. Están preparando los adornos de Navidad. Se les ve entretenidos. Alguno incluso esboza alguna sonrisa. El día a día se hace más ameno gracias a Isabel Ledesma, una de las monitoras del Centro Vida. Se encarga de que los usuarios estén ocupados cada minuto para que olviden durante su estancia lo duro de sus vidas. "Desde que nos levantamos estamos haciendo cosas. Intento que lleven una rutina para que puedan hacer lo mismo cuando se vayan", cuenta la monitora. Todos los días hacen la cama, limpian su habitación, ayudan a hacer la colada y se reparten el trabajo para mantener en orden el centro. "Muchos de ellos no están acostumbrados a hacer esas cosas, no han tenido la oportunidad de hacerlas. Solo pretendemos que aprendan a integrarse", explica. También hay tiempo para divertirse con talleres de pulseras, futbolín, juegos de cartas,... "Me paso el día con ellos. Me apasiona porque les coges cariño. Te preocupas por ellos. Muchas veces cuando se van pienso en ellos, en cómo estarán. Esto es duro, pero muy satisfactorio".