La Audiencia de Granada acaba de confirmar la pena de tres meses de prisión a unos padres por «dejadez en sus funciones» y permitir que su hija, aún menor, faltara en numerosas ocasiones a su centro educativo, que activó el protocolo para estas situaciones. En la sentencia, facilitada por Europa Press, se les condena por un delito de abandono de menores. El padre había justificado los hechos en su «escaso nivel de formación» y su pertenencia «a la raza gitana». Expuso que desde el momento que su hija «marchó con el novio» no puede recuperar el cuidado y custodia de ella sin dar lugar «a situaciones más problemáticas» que el propio absentismo, como un «ajuste de cuentas entre familias».

Esta sentencia, que ha tenido una importante repercusión nacional, acaba de poner en primer plano de la actualidad el grave asunto de las faltas continuadas de menores a sus aulas. En Cáceres también se producen serios casos de absentismo escolar, quizás no tan llamativos por no haber salido a la luz pública, pero igual de preocupantes. Al fin y al cabo, la falta de un menor a sus clases le sitúa en una posición de profunda desventaja respeto al resto, una diferencia que podría arrastrar toda su vida, según advierten todos los estudios al respecto.

EN CIFRAS / Solo durante el pasado año, en la capital cacereña se tuvo que aplicar el Programa de Absentismo en 35 casos por parte del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS). De las tres zonas en las que esta entidad divide a la ciudad, 28 casos se registraron en Aldea Moret (15 en colegios y 13 en institutos vinculados al área); otros 4 en institutos de la zona centro; y 3 casos más en institutos de Secundaria adheridos a la zona norte. Además, a lo largo de 2018 se aplicó el programa de prevención del absentismo, ante situaciones que comenzaron a ser inquietantes, en 63 casos: 20 en colegios y 5 en institutos del área de Aldea Moret; 12 en colegios y 6 en institutos de la zona centro; y 6 en colegios y 14 en institutos del distrito norte.

El IMAS trató desde sus inicios este problema, con un proyecto dirigido exclusivamente a la población gitana en los primeros años. Pero a partir de 2004, vista la realidad de las necesidades socioeducativas, lo aplica a todo el colectivo infantil del municipio que lo precise. En 2007 adaptó su protocolo interno al Plan Regional para la Prevención, Control y Seguimiento del Absentismo Escolar en Extremadura. Hoy, las líneas básicas del IMAS permiten «intervenir de forma integral en los casos de absentismo que nos derivan a los servicios sociales, a través de programas específicos y actuaciones dirigidas a paliar las causas que generan estas conductas», subraya Marisa Caldera, concejala del IMAS en Cáceres.

DE FALTAS A CASOS MUY GRAVES / Los profesionales de Asuntos Sociales establecen sus intervenciones atendiendo a los distintos tipos de absentismo escolar, porque no todas las situaciones son iguales, ni mucho menos. Los casos más graves son los de ‘Desescolarización’, es decir, cuando el alumnado en edad de escolarización obligatoria ni siquiera está matriculado en ningún centro docente. Le sigue el ‘Absentismo Absoluto’, cuando el escolar sí está matriculado pero nunca acude al colegio o al instituto. En tercer lugar está el ‘Absentismo Crónico’: el alumno también se ha matriculado pero no asiste habitualmente a sus clases. El cuarto es el ‘Absentismo Temporal’: el chico no se presenta en ciertas épocas del curso. El ‘Intermitente o Puntual’ ocupa el quinto puesto, y se refiere al alumno que no acude en determinados días o a determinadas áreas o materias. Por último, el ‘Absentismo Pasivo’ se refiere a las situaciones en las que el escolar asiste al centro, pero manifiesta una conducta de ruptura y/o boicot en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

«Evidentemente, la intervención nunca puede ser igual, y tampoco hay un solución única para cada alumno, por ello nuestro trabajo se desarrolla a través de diferentes programas», explica Marisa Caldera. Estos protocolos son el Programa de Absentismo, la participación en la Comisión Zonal de Absentismo, el Programa de Atención a Familias, el Convenio con el Secretariado Gitano y las medidas arbitradas por los Servicios Sociales de Atención Social Básica.

La herramienta más eficaz y directa es el Programa de Absentismo, ejecutado por las educadoras sociales de zona. Atienden los casos que son derivados por los colegios e institutos al tratarse de alumnos con más de un 25% de ausencias en clase. Estas situaciones ya no pueden ser controladas exclusivamente desde el ámbito educativo, según el protocolo marcado por la Junta de Extremadura. Por ello intervienen los servicios sociales. «Una vez recepcionado cada caso, y tras coordinarnos con el centro escolar, se evalúa si el problema de absentismo tiene un origen familiar, escolar o social, o es múltiple», indica la edil. Posteriormente se aplica el protocolo de intervención con la familia y el niño o el adolescente, a través de entrevistas motivacionales y estrategias socioeducativas.

Estas medidas pueden funcionar... o no. En caso negativo, si continúan las faltas a clase, el caso se traslada a la Comisión Zonal de Absentismo o al Equipo Territorial de Atención a la Infancia y la Familia, quien determinará si procede derivarlo a la Fiscalía de Menores o qué actuaciones más específicas se hacen necesarias.

CONCIENCIAR A LAS FAMILIAS / De los 35 casos que durante 2018 se han tratado a través del Programa de Absentismo, «en la mayoría de ellos ha sido preciso concienciar de su responsabilidad a las propias familias y también dialogar con el adolescente (el absentismo es mayor en los institutos que en los colegios), para concretar sus dificultades a la hora de acudir a clase», indica la concejala. Todos estos esfuerzos son necesarios por el alto índice de fracaso escolar que sufren estos chicos, y por la escasa diversidad de recursos educativos para los chavales próximos a los 16 años o para los que ya sufren una gran diferencia en su formación respecto a sus compañeros, según explican desde el IMAS.

Precisamente, con el fin de evitar situaciones más graves, el IMAS atendió el pasado año 63 casos desde su Programa de Prevención del Absentismo, dentro de su intervención con familias. Este trabajo preventivo, tal y como confirman los datos, «es más relevante en los cursos de Primaria, ya que se mejoran los resultados», subraya Marisa Caldera.

AVANCES / De hecho, el ‘Absentismo Intermitente’ ha disminuido de forma significativa en la capital cacereña durante los últimos tiempos, pero el ‘Temporal’ se mantiene, así como el ‘Absentismo Absoluto’ y ‘Crónico’, que son fruto de causas entrelazadas.

Para seguir poniendo freno, además del Programa de Absentismo y del Plan de Prevención, existen en la capital cacereña otros recursos de lucha contra esta circunstancia que tanto perjudica a los menores. Por ejemplo el Programa de Atención a Familias, desde el que se afrontan aquellos casos de absentismo que, una vez realizado el diagnóstico socioeducativo, se observa que no son el único escollo, sino uno más en la problemática global sociofamiliar, que requiere una intervención de los servicios sociales integral y coordinada. En estos casos se ponen en marcha estrategias de intervención con menores en las que se incluye el control del absentismo escolar, acordando las metas con la propia familia.

EL MEDIADOR / Además, existe un convenio con el Secretariado Gitano para la ejecución del proyecto de mediador/a en absentismo, destinada a prevenir y disminuir las ausencias a clase entre la etnia gitana, y a fomentar la inclusión escolar de estos niños.

Otro frente lo forman los Servicios de Atención Social Básica, que también se distribuyen en Aldea Moret, zona centro y zona norte. Pues bien, dichos servicios son los que aplican la Ley de Renta Básica extremeña de inserción, y para ello realizan un Proyecto Individualizado de Inserción (PIA) con los beneficiarios. Estas condiciones permiten introducir la prevención y el control del absentismo, y acordar entre el trabajador social y el perceptor de la ayuda las obligaciones individuales y de los miembros de la familia, como garantizar la asistencia regular de los niños a los centros escolares.

Una herramienta más es la Comisión Zonal de Absentismo, órgano dependiente de la Inspección Educativa, que trata de encauzar todas las actuaciones que se realizan dentro del plan regional destinado a este fin. Funciona por tanto para garantizar la coordinación institucional.

En definitiva, existen diversos recursos, «pero la lucha contra el absentismo escolar es una tarea compleja, puesto que se manifiesta por una problemática multicausal (escolar, familiar, personal y social) que requiere una actuación coordinada de los diferentes servicios y profesionales del área, a fin de garantizar a los menores su educación», matiza Marisa Caldera. Por ello, desde los servicios sociales se afronta como una labor integral. Está en juego el futuro de estos niños, con tantos derechos, ni más ni menos, que el resto.