La profesora cacereña de 33 años cuyo nombre responde a las iniciales D.D.C., todavía se está recuperando de un susto que tardará tiempo en asimilar. El pasado miércoles, poco después de las nueve de la mañana, cuando se dirigía caminando desde su casa, en Aldea Moret, al gimnasio donde hace deporte cada día, en Nuevo Cáceres, un hombre que nunca había visto antes se fue contra ella con un objeto punzante, insultándole y gritándole. Cuando estaba a medio metro logró echar a correr y ya no paró de hacerlo hasta el gimnasio, donde la directora telefoneó a la policía. El hombre, de 50 años, fue rápidamente detenido y ayer pasó a disposición judicial. Se decretó su ingreso en la unidad de Psiquiatría del Hospital Virgen de la Montaña de Cáceres.

«Salí de mi casa a las nueve de la mañana como todos los días. Me gusta caminar y siempre que puedo lo hago», explicó ayer a este diario. Cuando casi había acabado de bajar el puente del tren, en el cruce de la N-630 (avenida de Juan Pablo II) con la avenida de la Constitución, donde comienza el carril bici, vio a un hombre hablando. «No me llamó la atención, no lo conocía. Pensé que hablaba con otro al que yo no veía y que debía estar en un camino que arranca junto a unas vallas, no le di importancia y seguí avanzando en la misma dirección», relata. Sin embargo, cuando estaba a unos 2-3 metros de distancia, el hombre, que en realidad se encontraba solo, saltó por encima de un seto y un banco desde el carril bici a la acera. «Entonces me paré y él continuó acercándose. Llevaba un objeto fino y punzante en la mano con actitud de querer clavármelo. Era plateado y lo sujetaba con guantes. Medía unos 15 centímetros», recuerda la profesora. Al mismo tiempo él le gritó: «¡Hija de puta! ¡Me has robado!».

D. D. C. reaccionó cuando estaba a medio metro de distancia y echó a correr hacia el paso de peatones que había dejado unos metros atrás, cruzó la avenida de la Constitución sin mirar siquiera si se acercaba algún coche. Se giró para comprobar si el hombre la seguía y él amagó con hacerlo durante unos pasos, gritándole las mismas frases. Luego la joven cruzó la N-630 y siguió sin parar hasta el gimnasio.

Una vez allí, la responsable del local telefoneó al Cuerpo Nacional de Policía para contar lo sucedido. Dos agentes se personaron pasados unos minutos y le pidieron que describiera al hombre. «Llevaba una cazadora verde y una mochila o especie de saco a la espalda. Tenía la piel blanca y la barba muy canosa y descuidada. Su aspecto no era bueno», detalla la profesora. Con estas premisas, los agentes le mostraron allí mismo una foto que identificó rápidamente. «Era él con seguridad».

Cuando había pasado poco más de una hora de lo sucedido, D.D.C. se encaminó a la Comisaría para presentar la denuncia, y ahí le avisaron de que el sujeto ya había sido detenido. «Posteriormente volvieron a telefonearme para que me acercara a identificar nuevas fotos y para completar otros datos. Por la tarde supe que estaba en los calabozos», relata.

Efectivamente, el Cuerpo Nacional de Policía ha comunicado a este diario que el detenido tiene 50 años y que pasó toda la noche del miércoles al jueves en la Comisaría hasta ser puesto a disposición judicial en la mañana de ayer. Las mismas fuentes explicaron que tiene antecedentes por otros delitos y que el objeto punzante que le fue incautado tras el intento de agresión a la joven era «un destornillador». Por su parte, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Cáceres decretó su ingreso en el área psiquiátrica del Hospital Nuestra Señora de la Montaña, de acuerdo con el informe médico forense.

Mientras tanto, D.D.C. trata de reponerse. «Pasas todas las mañanas por el mismo lugar, es una zona tranquila, y de repente te pasa algo así...». Lleva un par de días bastante nerviosa «y con un nudo en la garganta cada vez que salgo de casa», pero ha decidido continuar con su rutina «porque no podemos venirnos abajo ni cambiar nuestra vida». Lo que espera es que el sujeto no tenga la oportunidad de volver a actuar de este modo: «yo salí corriendo, pero no quiero pensar si le ocurre a alguien que no reacciona...».