"Esto hay que arreglarlo. Si el polígono se reordena y se legaliza, el metro cuadrado se va a revalorizar". Juan Pedro Lancho, con una empresa de Pladur frente a la Charca Musia, lleva diez años aguantando en el polígono porque compró al precio de entonces dos naves que superan los 3.000 metros. Ahora ya no se quiere marchar porque confía en que el futuro sea mejor, aunque lamenta que el dinero europeo empleado en acondicionar la charca se haya malgastado. "Hubiera valido mejor para arreglar algunas calles", remarca el empresario.

Lancho propone que los propietarios de las parcelas aporten cantidades para la urbanización del polígono, de acuerdo con los metros. "Esto parece ahora un gallinero, peor que el polígono ganadero de La Mejostilla", explica el empresario, que denuncia la rotura de tuberías cuando llueve, con las consiguientes inundaciones. También recuerda que han sido los propios propietarios los que han tenido que pagar de sus bolsillos el arreglo de las calles más transitadas.

La fórmula para que la zona tenga futuro pasa, en su opinión, por que los empresarios y vecinos se pongan de acuerdo en sacar adelante la urbanización. Solo así Charca Musia tendrá una razón para existir.