El tribunal del jurado declara culpable de asesinato a Julia Benítez, acusada de acabar con la vida de José Sánchez en Madrigalejo el 17 de junio del 2017. Consideran probado que ambos mantenían una relación sentimental (vivían juntos pero la acusada siempre ha mantenido que no eran pareja) por lo que le aplican la agravante de parentesco. Estiman, no obstante, que la investigada tenía un trastorno psicológico por lo que se tiene en cuenta también la atenuante mixta de alteración psíquica. Su abogado defensor, Carlos Jesús Tovar, siempre ha sostenido que padece un trastorno antisocial y de control de impulsos, que mermaban sus capacidades volitivas. Tras acreditar esto el Ministerio Público rebaja tres años su solicitud de pena de prisión y la deja en 20 años. Su defensa insiste en que se trató de un homicidio, por lo que pide ocho años de prisión.

El jurado popular ha tenido que responder a quince preguntas remitidas por la sala, basadas en si consideraban o no probados los hechos que se le imputaban. De ellas ocho han sido respondidas por unanimidad de los miembros, el resto han tenido uno o dos votos en contra. Ahora la Audiencia Provincial debe estudiar el caso y, en base a los hechos que considera acreditados el tribunal del jurado, impondrá la pena de cárcel que debe cumplir la acusada, que lleva en prisión provisional dos años y tres meses (se ordenó su ingreso cuando fue detenida en el momento de los hechos).

Así, según estima el jurado, acabó con la vida de José Sánchez, ‘Pepe el sonrisas’ como le conocían en el pueblo, mientras dormía, sin posibilidad de que pudiera defenderse. Ella ha sostenido en el juicio que ese día el fallecido irrumpió en la vivienda de forma violenta y la obligó a mantener un encuentro sexual. La situación la llevó al límite y se volvió loca, por lo que cogió un martillo que tenía en la mesilla y le mató. Según el informe de la autopsia presentaba ocho golpes en el frontal de la cabeza y otros once en la parte occipital. En esta zona fue donde le asestó el golpe más fuerte que llegó a romperte el cráneo y acabó con su vida.

Después intentó comprar seis cerdos para que se comieran el cadáver, que lo había trasladado hasta un patio trasero. Solo consiguió hacerse con un lechón pequeño que no acabó con el cuerpo, por lo que decidió quemarlo. El fuego se descontroló y provocó un incendio en la vivienda que alarmó a los vecinos. Tras sofocar las llamas la policía descubrió el cadáver.