El cacereño Mario Márquez, de 24 años, lleva cinco meses trabajando en el huerto de su abuela porque se puso enferma y tuvo que dejar de cultivarlo. Ella le preguntó a su nieto si podía trabajarlo y éste le dijo que sí.

"Me apunte a la escuela taller, me concedieron la parcela y desde entonces sigo aquí", afirma el joven hortelano a este diario.

Todas las plantas que tiene las plantó junto a su abuela y las destina al autoconsumo. "Tenemos lechugas, coles de bruselas, puerros, cebollas, habas, repollo... Un poco de todo", enumera Márquez, quien tiene un campo y reconoce que le gusta mucho trabajar en él. "Con los tiempos que corren es una buena solución para comer", por ello acude todos los días que puede para trabajar la tierra.

Por otra parte, la iniciativa le parece muy positiva y preferiría que se pudiera expandir a otros terrenos. "El ayuntamiento debería hacer más iniciativas como estas porque nos viene muy bien a todos los que nos gusta".

Los beneficios son muchos, pero Márquez se queda con los conocimientos que, según él aprende de las personas mayores. "Me enseñan un montón de cosas que no sé", concluye.