No son profesionales de las dos ruedas pero quién sabe si en un futuro... "Muchos están descubriendo que cuentan con un potencial físico que desconocían", explica Pedro Romero, profesor de Educación Física, sin bajarse de la bicicleta. Con menos parafernalia y medios (además de kilómetros) que las grandes vueltas ciclistas, muchas agujetas y derrochando motivación a pesar de la lluvia, 46 chavales y cinco profesores --de los IES Dr. Fernández Santano, de Los Santos de Maimona, y Cristo del Rosario, de Zafra-- finalizaban ayer en Cáceres la segunda etapa de su aventura ciclo-cultural por la Vía de la Plata.

Hoy, bicicleta en mano, visitarán la ciudad monumental y después iniciarán la tercera etapa, con meta en Cañaveral. La cuarta jornada les llevará hasta Galisteo, y el sábado despedirán la prueba en el arco romano de Cáparra, donde los chavales recibirán la visita de sus padres.

La prueba recorre en cinco etapas de unos 50 kilómetros, parte de esta vía milenaria en la región con un objetivo "salir del aula para aprender sobre la bicicleta lo que algunos solo ven en los libros", explica Diego Muñoz, presidente de la Asociación Amigos del Camino de Santiago-Vía de la Plata, e impulsor de esta iniciativa que ya va por su séptima edición, y que arrancó el martes en Mérida. Y esta estrategia funciona a juzgar por sus palabras: "Los chavales agradecen salir del aula, porque en ocasiones se sienten aburridos y desmotivados allí. Es una forma diferente de aprender sobre el terreno, integrando materias, como las matemáticas, el inglés o la historia, con valores como el compañerismo, el esfuerzo, el sacrificio y la responsabilidad", matiza.

Para las cuestiones puramente documentales cuentan con las explicaciones de los profesores que les acompañan y de un Historiador que les espera en cada destino. En cuanto a los valores, todos aprenden en el día a día de la ruta. "No me cabe la menor duda de su motivación y capacidad de sacrificio, porque a pesar de que muchos no tienen la preparación o la bicicleta adecuada, y aún con lluvia y agujetas, todos han tomado hoy --por ayer-- la salida con la misma ilusión" explica Romero, que les acompaña en esta "experiencia casi de supervivencia", como él mismo la define.

La formación la completan con visitas a centros de interpretación, como el de la Trashumancia, o a museos como el de la Torta del Casar, que conocerán hoy. Además en cada etapa no dudan en parar en "cuando aparece algo que nos llame la atención y que nos permita darles a conocer curiosidades de la región, como la extracción del corcho", destaca el profesor.

Este pelotón, al que no le falta ni el coche escoba --en su caso camión--, ni el avituallamiento --a base de pan con aceite y tomate-- derrocha además competitividad: "es inevitable que haya piques porque son chavales, e incluso entendiéndola como afán de superación es algo positivo", apunta Diego Muñoz. Y eso que para estos ciclistas no hay maillots al final de cada etapa ni primas al acabar la prueba.