La cacereña María José Ordoñez, actual directora del Instituto de la Mujer de Extremadura, tiene una cita con los cacereños mañana, a las 20.30 horas, en el Gran Teatro de Cáceres. El motivo no es otro que pronunciar el pregón de la Virgen de la Montaña, una responsabilidad que le ha otorgado la Cofradía de la patrona.

--¿Cómo se ha tomado su elección como pregonera?

--Con una gran responsabilidad, entusiasmo y una ilusión tremenda. En un principio me quedé impactada completamente, no me lo podía creer porque siempre he estado vinculada a la Virgen pero de forma anónima, como miles de cacereños que acuden a verla por diferentes sitios. Me lo pensé porque tenía muchísimo trabajo como para escribir un pregón, pero al día siguiente decidí tirarme al pozo.

--¿Puede adelantar algunas ideas del pregón?

--Lo que puedo decir es que es muy personal. El medio es la figura de la Virgen y lo que supone para la humanidad en general, su ejemplo y sus consecuencias. Lo más importante que puede expresar un ciudadano normal en una ocasión como esta son las vivencias y lo que supone para la ciudad en general las vinculaciones con Ella. En el pregón destaco a la Virgen como figura única y de qué manera se vive en las distintas ciudades las diversas advocaciones que tiene.

--¿Hace alguna mención especial a la mujer?

--Por supuesto. En el pregón hablo acerca de las labores y el papel que desempeñan las mujeres dentro de la Cofradía de la Virgen de la Montaña, así como las parcelas de responsabilidad que han tenido tradicionalmente. También menciono el hecho de que se han reformado los estatutos de la Cofradía para que sean hermanas de carga, ya que antes ponía en el estatuto como requisito fundamental el ser varón mayor de edad. Creo que conseguir este cambio fue un proceso costoso, pero a veces las mujeres tenemos que hacer presión. Si no la hubiesen hecho las feministas del siglo XIX, aún seguiríamos haciendo calcetas.

--¿Qué recuerdos tiene de la festividad en torno a la patrona?

--Lo que más recuerdo es ir con mis padres a Fuenteconcejo o a la plaza. También la época del colegio, cuando íbamos con el uniforme de las Carmelitas a recibir a la Virgen y daba igual que fuese a una hora tardía porque los padres te daban permiso al ser una día especial.

--¿Cuál es la vinculación de la Virgen con la ciudad?

--La imprenta que marca en todos los actos de los cacereños en general, nos entregamos a la Virgen, le pedímos por cada paso que damos en nuestra vida. Considero que la Virgen de la Montaña es trascendental en la vida de todos los cacereños y les marca una pauta.

--En estos momentos de crisis, ¿la gente se acerca más a Ella?

--En primer lugar creo que hay que recuperar la esperanza, el optimismo y la alegría. Estamos en un momento muy complicado y peculiar, después de unos años de bonanza hay una crisis no sólo material y económica, sino de valores y de fe. Con la ayuda de la Virgen podemos y tenemos la obligación de recuperar todos esos valores que están dentro de nosotros mismos, lo que pasa que muchas veces nos basamos en lo material, en lo que está fuera y no miramos demasiado de puertas para dentro.

--¿Adónde van sus plegarias?

--Pido por mis mayores, por mi familia y por los cacereños para que vayamos para arriba, sobre todo, en los valores individuales que trascienden y nos hacen mejor a la sociedad en general.

--Por último, ¿está nerviosa?

--Por ahora estoy tranquila. Al principio me preguntaba qué pintaba yo en un teatro. La verdad es que lo que más me impone es el escenario, pero ya el viernes respiraré.