Hace unos días, con el brotar de la primavera, la parca se ensañó de nuevo con una compañera del colegio Extremadura. Y lo hizo sigilosamente pero sin perder un segundo. Apenas dejó pasar unos días de la Pascua para que nuestra profe de Religión, Maribel, emprendiera su último viaje. Recuerdo la última vez que te vi. Te daba ánimos y te decía que te esperábamos. Pero no fue así. Cada día que pasaba nos preguntábamos al llegar al centro: ¿Sabéis cómo sigue Maribel? Los niños preguntaban, los padres se interesaban por tu salud. Y llegó el fatal desenlace.

Tú que eras tan amiga de aquellas operaciones kilo para recabar víveres y ayudar a los más necesitados, tú que diste tanto de tu tiempo a Cáritas, tienes ahora otra misión: seguir ese trabajo en las alturas. Creo que habrás visto a Antonio Gilo, a Enrique, a Juan Cañada: ¡te estábamos esperando!, te habrán referido. Y Antonio, ese gran director, te habrá convocado a claustro, sin prisa, con todo el tiempo del mundo.

Desde aquí, para ellos y para tí, llegarán este año los suaves ecos de las flautas en las que nuestros alumnos de sexto, en su concierto de despedida, pondrán su corazón. Sé que mucho te gustaba oírlos. Como siempre, saben que les prestarás toda la atención, pero deja que el murmullo de esas notas musicales viaje en la barca de la eternidad para que te envuelvan a lo largo de su recorrido porque solo así lograremos que sigas presente en nuestro colegio y pensamiento. Pero queremos saber de tí, mándanos noticias, escribe desde las estrellas, desde las alturas y recibe el abrazo emocionado de alumnos y compañeros del colegio Extremadura.

* El autor es Máximo Salomón, director del colegio Extremadura.