Con la inscripción en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco no concluye el proceso para mantener el título de por vida. El Ministerio de Cultura recuerda que los gestores de los bienes declarados y las Administraciones "deben seguir trabajando en la gestión, supervisión y preservación de los bienes a largo plazo".

Para ello, la Unesco ha establecido varios mecanismos de seguimiento del estado de conservación. Por un lado, encarga a los Estados informes periódicos que tienen que ser remitidos cada seis años. En el caso de España, le corresponde este año tras haber llevado a cabo este trámite en el 2006.

Por otra parte, se ha establecido lo que Cultura denomina "mecanismo de monitoreo reactivo", es decir, el seguimiento de un bien que se encuentra amenazado por alguna circunstancia. Por último, "para casos de máxima urgencia se lleva a cabo un seguimiento reforzado más continuado y constante", señala este departamento.

Estos análisis son examinados por el Comité de Patrimonio Mundial según un calendario preestablecido basado en un ciclo de seis años. Los resultados son incluidos en el informe que el Comité presenta a la Conferencia General de la Unesco.

Cuando una amenaza es detectada, se solicita al Estado un informe sobre el estado de conservación del bien, que se presenta ante el Centro de Patrimonio Mundial antes del día 1 de febrero de cada año. En caso de que la información proporcionada requiera una verificación sobre el terreno, el Comité puede decidir enviar una misión al lugar afectado. Los expertos de la Unesco emiten un informe con las principales conclusiones y recomendaciones conducentes a la mejora o recuperación.

En casos extremos, cuando el bien haya perdido sus valores o esté en alto riesgo de hacerlo, puede ser incluido en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro. En caso de que la situación no mejore, en último término el bien puede ser excluido.