Cuando era niño sus padres se mudaron de Mirabel a La Moheda de Gata a una de las parcelas que entregaba Franco a los colonos con la Reforma Agraria con la que intentó repoblar el campo. Miguel Grande, que ahora tiene 72 años, se crió en plena naturaleza. Allí no había escuela, así que su trabajo era ayudar a sus padres con la finca, donde se le despertó la inquietud por las aves. Un día su madre le ordenó que inspeccionara la zona en la que estaban las gallinas porque faltaban huevos (se alimentaban de lo que les daba el campo, así que un huevo de menos se notaba y mucho). «Me fui a ver qué pasaba y descubrí un nido escondido en el que había cinco o seis huevos, aquello me impresionó y desde entonces empecé a analizar todos los movimientos de los pájaros que me encontraba», explica.

De joven abandonó esta afición pero la ha vuelto a recuperar hace unos años, cuando se jubiló (trabajó durante años de celador primero en Barcelona y después en Plasencia y en Coria). Ahora vive en Cáceres y, desde que dejó de trabajar, ha leído decenas de libros sobre aves. Ha aprendido tanto sobre ellas, de los libros y a lo largo de su vida, que ahora se dedica a elaborar nidos de los distintos pájaros que sobrevuelan los cielos. Ya ha construido once y los tiene expuestos en la calle José Espronceda, en Mejostilla. Son reales, elaborados tal y como lo hace cada una de las especies. Coge el material de los restos de poda que desecha la empresa que se encarga del mantenimiento de los jardines. «Cada nido lleva cosas diferentes, dependiendo del lugar en el que se críe el ave. Primero ponen palitos sobre el árbol en el que anidan y poco a poco lo van rellenando con más cosas, en la última capa algunos ponen sombreros, pieles, pantalones y calcetines, todo lo que encuentran».

En estos momentos tiene expuestos nidos de águila real, de garza común, de garcilla bueyera, de garza real, de águila imperial ibérica, de buitre negro, de cigüeña negra, de milano negro y de milano real. Los nidos solo sirven de exposición, ya que no pueden ser utilizados por las aves. «Algunos días se ven águilas que sobrevuelan los nidos pero no se atreven a bajar porque no pueden anidar tan bajo y tan cerca de la población», señala el artista.

Tenía también expuestos los nidos de cigüeña blanca y de grulla común, pero se los han quemado. El primero se incendió por un fuego originado en una parcela contigua y al segundo le han prendido fuego. Ya ha denunciado lo sucedido a la policía. Ahora quiere solicitar un lugar en el que mostrarlos a Cáceres de forma segura.