La semana comienza con novedades en el mobiliario cacereño, o mejor dicho en el patrimonio, o ambas cosas. El alcalde José María Saponi inauguró ayer una singular placa de bronce junto a la Oficina de Turismo de la plaza Mayor, en la que figuran grabadas en relieve treinta fachadas emblemáticas de palacios, iglesias y casas monumentales de la parte antigua. Un laborioso y delicado trabajo que ayer quedó expuesto en la entrada al casco antiguo, a modo de bienvenida para cacereños y visitantes.

El acto congregó a numeroso público y muchas caras conocidas, entre ellas los concejales Joaquín Rumbo, Cristina Leirachá y Lázaro García, la portavoz municipal del PSOE, Carmen Heras, el presidente del Ateneo, Esteban Cortijo, y el presidente de la Asociación Musical Cacereña, Elpidio Bernáldez. "Creo que hoy he engordado algunos kilos", bromeó satisfecho el autor, Luis Ramón Ortiz, junto a familiares y amigos.

Se trata de un huecograbado en bronce con unas dimensiones de 46 centímetros de ancho, 95 de alto y 40 kilos de peso, instalado sobre una piedra de granito elaborada por la Universidad Popular de Cáceres, con 1,80 metros de altura y 56 centímetros de ancho. El coste total de la obra asciende a 5.000 euros.

Aparecen monumentos tan significativos como la Torre de la Yerba, la Casa del Sol, el Palacio de Mayoralgo y la plaza Mayor. Faltan algunas fachadas importantes, reconoce Luis Ramón Ortiz, pero no todas tenían cabida.

Claro que el fin de semana ha deparado otras noticias, la más entrañable en el Parador de Cáceres, donde se han reunido los antiguos alumnos de la Promoción de Magisterio 1951-54, compañeros que han vuelto a encontrarse medio siglo después de dejar las aulas entre emociones, recuerdos, anécdotas, nostalgia y amplias sonrisas. El encuentro comenzó con una misa en el convento de San Pablo, seguida de un almuerzo donde todos brindaron por los felices años que se fueron y llegarán.