Miguel Grande, el cacereño que el pasado martes se encaramó en la copa de un cedro de Calvo Sotelo para colocar un nido de gorrión y pedir un lugar en el que exponer los nidos que él mismo construye, está recibiendo decenas de muestras de apoyo. La situación, tal y como informó ayer este diario, provocó gran expectación y obligó a actuar a la Policía Local (hasta el lugar se desplazaron tres dotaciones) y a los bomberos. Les llamaron los ciudadanos que en ese momentos observaban atónitos la escena: Un varón de 72 años subía por las ramas del árbol hasta el punto más alto. Por miedo a que se cayera o a que quisiera suicidarse llamaron a la policía. Los agentes le obligaron a bajarse y lo hizo tal y como subió, saltando de rama en rama, descalzo.

No le detuvieron, aunque sí presentaron una propuesta de sanción por escándalo público, con multas que oscilan desde los 100 hasta los 30.000 euros. Los agentes han dado traslado del expediente a la Policía Nacional que deja ahora en manos de la Delegación del Gobierno la decisión hacer efectiva la sanción o no. Ayer este diario preguntó a esta institución pero no recibió respuesta.

«He dormido fatal pensando en la multa», decía ayer Miguel. A pesar de ello se siente agradecido por las muestras de apoyo que está recibiendo. Se han ofrecido incluso a recaudar dinero para pagar la sanción. Quiere solicitar una reunión con el alcalde, Luis Salaya, para pedirle lo que el martes reivindicaba: Un lugar seguro en el que poder mostrar sus nidos. Exhibió diez en la calle José Espronceda, de Mejostilla, pero le han quemado tres. Lo que pide ahora es un espacio seguro en el que los cacereños puedan disfrutar de sus creaciones.