En Cáceres, quién dijo que no, hay emprendedores muy especiales. Incluso, en estos duros tiempos de crisis que corren, hay quienes se lanzan a un negocio nada al uso, de una originalidad extrema. Lo hacen y punto. Además por necesidad, por pura pasión e ilusión por buscarse un porvenir en un universo que adoran. Y lo hacen por retarse a sí mismos, aventureros ellos.

También lo ponen todo por continuar una estela, por labrarse un futuro profesional atractivo y acorde a sus capacidades. Pese a la dureza. Pese a la crudeza de la época. Pese a lo difícil que está cualquier mercado, se mire por donde se mire, por muy distintivo que sea.

La amalgama de características y sensaciones de la descripción introductoria podría muy bien tener uno de estos protagonistas en la ciudad. El nombre del emprendedor es Hipólito Lozano Romero , conocido en el mundo del toro como Poli Romero. El personaje en cuestión arrastra tras de sí una historia diferente, puede que única, como cacereño que se le ha lanzado a tumba abierta a una aventura muy particular: ser ganadero, y además especialista en la promoción de los festejos populares.

El pasado domingo, en una finca --o mejor dos, ya que se unen una de su propiedad y otra arrendada-- de la localidad cacereña de Calzadilla se celebró una fiesta doble de cumpleaños en la que se daría por inaugurada, más o menos oficialmente, la explotación en la que Poli trabaja a diario. Donde ha puesto sus ahorros. Donde ha puesto su futuro. Donde ha puesto sus sueños.

La fiesta

Allí, con barbacoa, regalos e incluso vaquillas para quien así se lo pidiera el cuerpo, estuvieron disfrutando de la jornada campera dominical alrededor de una veintena de personas. Magnífico motivo, pensaron todos. El cumpleaños era de su suegro, Sebastián Alvarez (73 aniversario, padre del cómico Sebastián Alvarez, 'El Rayo') y de uno de sus dos hijos, Nacho . Alvarez, trabajador jubilado de la Cámara Agraria Provincial y personaje indispensable del catovismo conocido como 'El Negro', era hermano del malogrado Currino Alvarez, amigo de Pedro Almodóvar cuando el oscarizado director de cine estudió en el San Antonio. Al ahora empresario (43 años, desde los 16 en el mundo del toro) su amor profesional le viene de familia. Su padre, Hipólito Lozano , fue un novillero y barbero cacereño con idéntica pasión.

La historia de Poli es la de un novillero que ha sido peón, además del local Manolo Bejarano , de diestros de primera fila, del escalafón especial, que dirían los especialistas, como Antonio Ferrera y César Jiménez , de quien ha sido peón de confianza durante años e incluso apoderado. También ha sido --y aún ejerce-- de ojeador.

Las fincas llamadas 'San Antón' y 'Las Morantas' están ubicadas en el término municipal de Calzadilla, a unos 70 kilómetros de Cáceres. Allí acude a diario Poli para, ayudado por el joven moralejano Pedro , cuidar de unas instalaciones que, cuenta con cariño alguien que estuvo presente en la fiesta, "están a la altura de las grandes ganaderías", pese a la modestia, incluida, claro, una pequeña plaza donde se puede entrenar.

En principio, no es para la crianza de toros bravos porque ello requiere mucho dinero y los tiempos no son los mejores para embarcarse en ello.

Poli trata con sumo esmero a 45 vacas de vientre, 34 toros y dos sementales. Los toros son, sobre todo, para los festejos populares. He ahí su negocio, que ahora es, además de su pasión, su medio de vida. Dos por uno. El mundo que dicen tan cerrado, el mundo de su gente, abierto al futuro. El emprendedor taurino, en su máxima expresión. Poli Romero, apoderado de sí mismo.