"Ser nombrados capital cultural europea nos ayudaría a salir del anonimato", esa es la opinión de Fran Sanabria, un cocinero cacereño que ha llevado sus dotes culinarias hasta Tokio, donde inauguró un restaurante en 2004. Antes estuvo en Barcelona, esta ciudad catalana fue la que le lanzó junto a los japoneses. Todos estos años en Tokio le han servido para darse cuenta de que "Extremadura es la gran desconocida. Desde que estoy fuera intento explicar su historia y mostrar su tesoro cultural, porque la gente tiene una concepción completamente equivocada de lo que somos", explica Fran.

Por esta razón espera de corazón que Cáceres llegue a conseguir el título de capital cultural europea en 2016: "tiene cualidades para serlo, creo que tenemos una cultura muy rica, tanto gastronómicamente como arquitectónicamente, así como fiestas y tradiciones culturales", comenta. Sin embargo, considera que los ciudadanos "deberíamos trabajar por dar a conocer nuestra cultura fuera de este tipo de eventos, sobre todo los que estamos fuera, porque tenemos una deuda con la tierra que nos vio nacer", dice.

Ligados a este Cáceres tiene "22 años de recuerdos", como su primer día de clase en el antiguo colegio San Antonio, los veranos en la piscina de La Colina o las tardes jugando en el parque de Cánovas. Pero le encantaría "volver a pasear de noche por la parte antigua y escuchar ese silencio total, roto únicamente por la cigüeñas".