La economía cacereña se basa en los autónomos. La mayoría de las nuevas empresas creadas desde 2009 vienen impulsadas por personas que adoptan este régimen laboral como una forma de salir del paro, una necesidad lógica que no siempre es la mejor compañera a la hora de proyectar, madurar e iniciar un negocio. "Muchos consiguen arrancar pero también son muchos lo que deben cerrar pasado un tiempo. El ciclo del vida del autónomo es pequeño, de ahí que en 2015 se clausuraran casi tantas empresas como abrieron", explica Raúl Iglesias, director general de la Cámara de Comercio e Industria de Cáceres

La crisis ha incrementado el temor a no encontrar trabajo. Por ello se ha elevado el porcentaje de personas que utilizan la iniciativa empresarial como un modo de subsistencia, con una preparación limitada, con un espíritu emprendedor insuficiente "y con todas las dificultades que añade la crisis, que obliga a estar más preparado aún para mantener una empresa", indica Raúl Iglesias. Estas premisas suelen gestar negocios de estructuras débiles que tienen difícil crecer y crear empleo..., incluso perdurar.

"Por todo ello, ahora el gran reto de las administraciones y de todos los que estamos involucrados en este ámbito no es el fomento de nuevos negocios (ya existen numerosos recursos), sino trabajar la consolidación empresarial con programas de acompañamiento a esos nuevos autónomos, reconducir su estrategia, orientar su mercado y reforzar su formación", subraya el director. "Sabemos que es nuestro gran reto, desde la Cámara ya tenemos los contenidos programados para ponerlos en marcha este año. Además, se trata de una forma de ayudar a las empresas a generar empleo porque no se puede centrar todo en el emprendimiento", indica Iglesias.