Como es sabido, hace unos años el ayuntamiento decidió redactar el Reglamento de Participación Ciudadana. Puesto que un reglamento de tal naturaleza puede tener consecuencias trascendentales hubieron de celebrarse muchas reuniones, dio lugar a discusiones acaloradas y se encontraron dificultades para llegar a algún acuerdo hasta que finalmente se aprobó.

Uno de los derechos que se concedió a los ciudadanos fue el de poder participar en los plenos de la corporación municipal cacereña, pues se pensaba que los cacereños tendrían muchas ganas de preguntar y hasta de increpar a los ediles sobre los problemas de la ciudad. Pasados varios años se constata que no ha sido así y que la participación no es cosa de los cacereños y dar la cara menos aún. Las intervenciones han sido mínimas y generalmente tratando de problemas particulares o de barrios concretos. Eso sí, hay un ciudadano que no suele faltar a los plenos y que con frecuencia pide la palabra. Se trata de Fernando Figueroa .

El amigo Fernando es persona que no suele callar y que levanta la voz ante lo que considera injusto o irregular, que según él son muchas cosas. La alcaldesa puede optar por darle cancha, cosa que ha sucedido en algunos plenos, o negarle la palabra, cosa que sucedió hace unos días. Pero como Fernando es, dicho en lenguaje coloquial, una mosca cojonera no cejaba en su empeño de hablar por lo que le invitaron amablemente a abandonar el salón de plenos.

XAHORAx bien, como este pleno se celebraba en el salón de la diputación y a lo mejor no conocía el camino de salida, la alcaldesa tuvo el elegante detalle de hacerle acompañar por la policía para que no se perdiera. A cualquier persona este detalle le llevaría a dar por resuelto el incidente pero me temo que Figueroa, por aquello de la mosca, seguirá con el tema desde todos los medios que pueda utilizar.