La fábrica textil desembarcó en la capital cacereña en 1977. Prometía prosperidad, con el anuncio de casi un millar de empleos; y así fue, se convirtió, junto con Catelsa y la Waechterbach, ya desaparecida, en una de las grandes empresas de la ciudad. Pero con una gran diferencia: en Induyco la mayor parte de los trabajadores eran mujeres. La factoría se convirtió así en un hito de la incorporación femenina al mundo laboral, en un momento en el que la mayoría de las mujeres lo único que conocían eran las labores de su casa o como servicio en los domicilios de las familias más pudientes.

Muchas comenzaron a trabajar incluso siendo menores de edad pero Induyco pronto se convirtió en un referente por la lucha de los derechos laborales, una lucha protagonizada por primera vez con voz femenina. Al principio acudían a reuniones clandestinas hasta que se legalizaron los sindicatos y se acercaron al movimiento estudiantil para aprender de lo que allí se cocía. Nada les achantaba y a base de huelgas y concentraciones fueron logrando sus metas: Cuando comenzaron no había horarios y terminaron fijando una jornada y consiguiendo ayudas.

Antes de concentrar toda la producción en el centro de Héroes de Baler, en La Mejostilla, Induyco tenía repartidas sus secciones por distintas zonas de Cáceres: Confección en unos talleres situados en Santa Luisa de Marillac y Alfonso IX y plancha y corte en las instalaciones de la facultad de Veterinaria. Hasta que en 2014 la fábrica pasó a centrarse exclusivamente en labores logísticas debido a la deslocalización de la producción. Desde entonces las empleadas se dedicaban a recibir la mercancía (principalmente telas) y a enviarlas a los talleres ubicados en países como Marruecos o Portugal, donde ahora se confeccionan las prendas.

Induyco abrió en los años 70, la época dorada de la capital cacereña, cuando confluyeron además de esta otras dos grandes industrias: Catelsa y Waechterbach. Entre las tres sumaban casi 1.500 empleados. Hoy solo sobrevive Catelsa que, aunque tocada también por la crisis sanitaria, aguanta el estoque.