Esperanza Silva habla por su madre, Ángela, la segunda por la izquierda en la fotografía. "Mi madre paga sus impuestos: basura, agua, luz, contribución... los vecinos no están ilegales". Respecto a la posibilidad de hacer frente a los gastos de un proyecto de urbanización, cree que "depende de las posibilidades de cada uno. A mi madre no le pueden pedir ahora un dinero que no tiene". Silva se queja de que siempre se había dicho desde el ayuntamiento que Charca Musia no podía ser un polígono porque no cumplía los requisitos. Ahora tienen la sensación de que si hay que quitar a alguien, los ocupantes de viviendas son los más vulnerables. "A lo mejor ahora hay 20 viviendas y 300 naves. ¿A quién va a defender el ayuntamiento? A las naves. Y las viviendas estaban aquí antes que las naves", concluye. "Mi madre no quiere moverse de aquí --dice--, llevan aquí treinta años. Es su hogar. Su vida". En parecidos términos se expresa Sebastián Jiménez, que lleva 30 años en el barrio y no está dispuesto a moverse de él "aunque me den todos los millones del mundo", dice. Jiménez se queja de que "el ayuntamiento, de ningún partido, nunca ha hecho nada por nosotros".Juana Cortés, en cambio, no vería mal moverse a otra casa "dependiendo del barrio y siempre con los mismos metros de vivienda".