Más de un siglo de historia del patrimonio cultural cacereño va camino de convertirse en ruina. Los restos del teatro Principal, con entrada por la calle Peñas, agonizan tras más de una década de abandono en un solar del casco histórico. Esta parcela albergó el primer escenario que tuvo la capital cacereña a principios del siglo XIX, por el que desfilaron compañías de aquella época y que estuvo abierto cerca de 120 años.

Convertido en la panadería de la Romualda a partir de la década de los 40, el Principal presenta a día de hoy un estado deplorable, lleno de suciedad y con espacios del antiguo teatro que ya se han perdido para siempre como las bóvedas de la entrada a camerinos por la plaza de Canterías o una parte importante de las cubiertas derruidas de lo que fueron el patio de butacas y el escenario, hechas con travesaños de madera. Esta pésima situación supone un peligro para cualquiera que se cuele en el solar, algo que no resultaría complicado. También peligra el arco de la embocadura del escenario.

Propiedad de los hermanos Alonso, los dueños aseguran que están a disposición del ayuntamiento para que se formalice la permuta recogida en el Plan General Municipal por una parcela en Reyes Huertas. Esta operación no se ha cerrado aún y supondría que los propietarios recibieran un terreno de 988 metros en el que pueden edificar hasta 10 viviendas y que tendrían que urbanizar, cediendo posteriormente una parte para equipamiento municipal. Consultado sobre este asunto, el gobierno local aclara que se abrió el expediente, sin que se hayan registrado avances.

UNA SOLUCION "Sería una pena que, por abandono, se cayera el escenario. Como venga una primavera de lluvias, no aguanta más", explican los propietarios, que creen urgente la intervención municipal en el solar que hace dos siglos albergó a compañías itinerantes. "Nuestra intención ha sido siempre que volviera a tener un uso cultural", añaden, recordando que también se creó una plataforma ciudadana con el objetivo de recuperarlo como espacio escénico. Andrés Alonso, uno de los dueños, también propuso al ayuntamiento en la pasada legislatura la venta del inmueble por el que se entraba al teatro por la calle Peñas, que no pertenece al solar de la permuta. La propiedad lamenta que el deterioro haya ido a más tras las obras en unos edificios contiguos y recuerdan que también se ha caído el almacén de tramoya que se encontraba encima de las bóvedas de los camerinos.

El lamentable estado de los restos del teatro se ha visto agravado por la entrada de agua a través de los grandes agujeros provocados por la caída de una parte de las cubiertas. Del desastre solo se salvan las columnas de granito que sirvieron para delimitar las plateas laterales y que fueron reubicadas posteriormente. Los dueños aseguran que en el subsuelo también se encuentran algunas más enterradas de la época en la que el antiguo teatro se adaptó a panadería.

De esa última etapa aún se conservan en el interior hornos y utensilios, con las distintas estancias apenas reconocibles para los alumnos del colegio San Antonio que iban al recreo a por el bocadillo o los que hace dos siglos disfrutaron de una de las joyas culturales de Cáceres.