Fines de semanas sin poder dormir, paredes y cristales que "temblaban", depresión, irritabilidad y conflictos familiares. Así vivieron y "sufrieron" durante años los vecinos de La Madrila (Cáceres) antes de denunciar a los locales de ocio de la zona, tal y como han declarado hoy en el juicio que se sigue por esta contaminación acústica.

"Me temblaba toda la casa, tuve que quitar los cuadros de la pared porque se caían", ha afirmado uno de los vecinos. "Mi hija dormía en el carrito en el pasillo con todas las puertas cerradas y nosotros a su lado en un sillón", ha expuesto una vecina.

Son solo algunas de las frases que se ha podido escuchar en la sesión de hoy.

Estos vecinos se agruparon en la Asociación Cacereños Contra el Ruido y en 2011 decidieron presentar una querella criminal contra 16 locales de La Madrila y la exalcaldesa Carmen Heras y el exconcejal de Seguridad Carlos Jurado.

Uno de los afectados por los ruidos, residente en la calle Hernán Cortés, con ventanas a la plaza de Albatros desde 1989, ha afirmado que, si bien "siempre hubo molestias, la cosa fue a peor entre los años 2008 y 2011".

Este testigo ha declarado que su casa "temblaba" como consecuencia de las vibraciones de los ruidos y la música. "Llamé cientos de veces a la Policía Local y bajé a quejarme a los locales", ha argumentado.

En cuanto a las denuncias que presentó, ha afirmado que "nunca me contestaron" y que cuando iba a preguntar al ayuntamiento siempre le respondían que "se estaban tramitando".

Aunque desde su vivienda la Policía Local llegó a realizar mediciones de ruidos, ha apuntado que escuchó decir a los agentes que "no sabían manejar bien el aparato".

En cuanto a las mediciones del Seprona ha indicado que se hicieron tanto con las ventanas abiertas como cerradas.

A preguntas de los letrados sobre el ruido de la calle, ha contestado de manera rotunda que "la gente en la calle no me molestaba, eran los locales".

Este vecino ha indicado que habló con el entonces concejal Carlos Jurado para que adoptase medidas. La respuesta del edil fue, según el testigo, que "lo intentarían. No sé si podremos hacer algo porque ese barrio nos da pocos votos".

Otro de los testimonios ha sido el de un vecino de la calle Santa Teresa, quien ha presentado "cientos de denuncias" contra dos de los locales.

"Aquello era insoportable", ha dicho, al tiempo que ha relatado que tenían su hija tenía que dormir en el pasillo con las puertas cerradas para que descansase.

Su vida, ha asegurado, ha sufrido un cambio "como de la noche al día" desde que la Audiencia decretó el cierre del local con el que tuvo mas problemas.

En cuanto a los motivos por los que se negó a que la Policía Local hiciese mediciones desde su casa, este vecino ha respondido que cuando fueron los agentes el local de ocio "ya llevaba más de un año cerrado".

Preguntado por el letrado de la defensa de Heras y Jurado de por qué decidió a denunciar a sus ahora representados y no a miembros de otra corporación, ha contestado que "esos años fueron los peores y en algún punto había que cortar".

El juicio continuará mañana jueves con más declaraciones de vecinos de la zona.