"Cuando vas a estos destinos te das cuenta de la auténtica capacidad de sacrificio y austeridad de los militares, a veces en circunstancias casi insufribles para cualquier ciudadano". Son las impresiones del capitán Miguel Sibajas tras regresar al Cimov de la Base España Istok, en Kosovo, donde acaba de examinar en mayo a los aspirantes a cabos primero.

El capitán acumula algunas experiencias en el extranjero que le hacen valorar cada día más su profesión. Por ejemplo, la base de Kosovo, al oeste de Pristina, está muy bien acondicionada (gimnasio, lavandería, tienda...), pero el trabajo es duro. "Los soldados tienen misiones de permanencia de 24 horas, mañana, tarde y noche, y aun así han aprobado 13 del total de 15 que se han examinado, todo un mérito", reconoce.

Aunque ya conocía la zona de operaciones de Bosnia, se ha visto sorprendido por la pobreza de Kosovo. "No es que te pidan comida por la calle, pero los niños agradecen un obsequio, se les ve la necesidad en sus ropas, las casas están a medio hacer o medio derruir...". También el capitán lo tiene claro: "Allí todavía quedan brasas tras la guerra, y la labor de estabilización del Ejército es crucial".