Quisiera poner de manifiesto una conducta inadecuada por parte de un agente de la benemérita ayer en el control de entrada a Calamonte alrededor de las 19.00 h. Una conducta que nada tiene que ver con la que normalmente tiene la Guardia Civil, pero que empaña, ensucia y destruye la imagen del cuerpo y deja en el ciudadano una sensación de desprotección, desconcierto y rabia. Y mi agradecimiento a la Policía Local de Calamonte y a la persona que atiende la gasolinera que está a la entrada del pueblo.

El pasado día cuatro, yendo a Cáceres por la autovía A-66 se nos enciende una luz roja en el coche. Nos asustamos mucho, además sentía que el coche no iba bien del todo. Decidimos salirnos al ver un control de la guardia civil para ver si nos podían ayudar y nos informaran de alguna gasolinera cercana. Llegados al control, bajé la ventanilla, le expliqué la situación y le pregunté por la gasolinera o taller más próximo y si sabría qué significa esa luz roja. El guardia civil se alejó del coche con aspavientos y comentando en voz alta, de malas maneras: «señora, yo no soy mecánico». Dejándonos atónitas y bloqueadas. Le respondo que ya sabía que no era mecánico, que era Guardia Civil, y que esa era la razón de haber parado allí para ver si nos informaba sobre dónde encontrar una gasolinera por miedo a que la avería del coche pudiera provocar un incendio en plena autovía, como al parecer podría haber ocurrido según el señor de la gasolinera y otro señor que también se prestó a ayudarnos. Se acerca otro Guardia Civil y este al menos sí nos deja parar el coche para llamar y que nos diga alguien que le puede pasar al coche y en caso grave avisar a la grúa. Tras llamar nos dicen que tenemos que poner líquido anticongelante pero que previamente tenemos que dejar enfriar el coche un rato, salgo del coche para pedir permiso para ir a una gasolinera cuando se me acerca un policía local, correcto, muy amable, me indica dónde está la gasolinera y que por supuesto podemos ir, que tengamos cuidado de abrir el depósito con el coche en caliente y que volvamos luego.

El desconcierto, la rabia y la impotencia fue enorme. Es complicado explicar cómo una situación en que una ciudadana se acerca a la guardia civil pidiendo atención y auxilio, recibe por respuesta de forma inadecuada «Señora, yo no soy mecánico» omitiendo el deber de ayuda, socorro y protección al que está debido por pertenecer al cuerpo al que pertenece. Situaciones así, no se deberían dar, pues ponen en riesgo la seguridad vial.